AÑO 2017, REFLEXIONES SOBRE SU SIMBOLISMO
Patricia Fernández Acosta
Adolfo Ramón Ordóñez
Introducción
A lo largo de toda la historia de la humanidad hasta fines del S. XVII,
y en todas las culturas
(Caldea, Egipto, India, China, Grecia, etc.), los números no sólo han
representado cantidades y
una sucesión ordinal (1-2- 3-4- , etc.); simbolizaban, asimismo (como
las letras de los antiguos
alfabetos), cualidades organizadoras del mundo externo y del mundo intrapsíquico.
Por eso, hoy nos dedicaremos a recobrar algo de esta facultad perdida,
intentando meditar en
el simbolismo del número 2017, para poder acompañar su tránsito de modo
más consciente.
Permítanme, sin embargo, antes señalar, que esta pérdida de capacidad
simbólica –de la cual
además, nuestra cultura occidental se jacta como si fuera un logro
evolutivo, en lugar de una fragmentación-, tiene un costo anímico. El mismo se
evidencia particularmente en las adicciones, y en el caso de los números, en el
crecimiento desmadrado de los juegos de azar y de las apuestas. Éstas son una
forma ‘sombría de expresión’, una ‘intuición’ ciega del ser humano de que
detrás del aparente azar, hay algo más…
Junto a la información válida provista por la
parcial inteligencia ‘logoica’ (brindada por politólogos,
sociólogos, analistas internacionales, etc.), les
proponemos considerar los aportes de la mirada
mítica (en el alcance que el epistemólogo y biólogo francés,
Edgar Morin, hace de la misma, como vimos en el artículo anterior: la capacidad
para encontrar correspondencias y establecer vínculos de semejanza y analogía,
los cuales estimulan y convocan el despliegue de la intuición).
La consideración de ambas capacidades ‘Logos y
Mythos’, simultáneamente, nos ofrece una aproximación más balanceada e integral
de la Vida en general, ya que junto a las dotes intelectuales, aporta cualidades
intuitivas y sensibles, que enriquecen la primera, y la despliegan aún más.
Además, nos equilibran psicológicamente, pues este abordaje lógico/mítico,
facilita el diálogo consciente/inconsciente. Desde el punto de vista de la
psicología profunda, y me atrevería decir, de la Espiritualidad, las patologías anímico-físicas -sociales,
surgen del desbalance entre ambas instancias, a consecuencia de la
hipervaloración ya sea de una u otra.
Suma pitagórica del 2017: 2 + 0 + 1 + 7: 1
Año numerológico: 1
Comenzamos un año cuya suma pitagórica da por
resultado 1 (Uno). Durante un año 1 (Uno), todos comenzamos un ciclo (en lo mundial,
en lo colectivo, así como en la dimensión individual).
En lo personal individual, durante este año se
iniciará una nueva etapa en la existencia de
cada uno de nosotros. Hay quienes cambiarán de
trabajo, otros darán comienzo a un nuevo
proyecto laboral, hay quienes iniciarán el estudio
de una carrera, para algunos el comienzo se
vinculará con lo afectivo y el inicio de algún
vínculo significativo, otros se mudarán, hay
quienes serán padres, tíos o abuelos por primera
vez, etc. Este inicio, puede venir desencadenado por acontecimientos aparentemente
‘negativos’, como el diagnóstico de una enfermedad, o el fallecimiento de un
ser querido. Lo que intento señalar, es que la cualidad energética de este año
nos llevará a mirar –gustosamente o no-
las cosas con un cambio de perspectiva. Lo ideal sería introducir nuevas
variables que nos ayuden a tener una mirada más íntegra y menos fragmentaria de
la realidad, nuestra realidad.
En lo anímico, algún insight nos llevará a realizar
un salto con respecto al año anterior, proponiéndonos vivir en nuevo nivel de
la existencia. En caso de negarnos a realizar este salto, la vivencia será de
rebeldía para con el destino, de estrechez anímica. Si acompañamos con una
percepción indagadora, percibiremos que detrás de las circunstancias –agradables
o no- hay un hilo conector de pensamientos/emociones, y esto nos facilitará un
contacto con una vivencia más ampliada del universo y de nuestra relación con él.
Durante un ‘Año 1’, algo nuevo empieza, y es
importante reconocer en qué consiste esta nueva energía que tiende a
desplegarse, qué dirección toma, qué sentido le da a nuestra existencia. Es
importante legitimar esta simiente que se viene abriendo paso, darle el debido
reconocimiento y bienvenida. Una energía nueva se difunde durante los años 1, y
recibirla conscientemente (es decir, despedirnos previamente de la cualidad
energética anterior que ya no circulará más) nos ayudará a movernos con el sentido
de la corriente de nuestro ‘Proceso de Individuación’ (singular y Colectivo).
Siempre uno es libre de nadar a contracorriente.
Pero la Fuerza del Destino/Núcleo del Ser, es enormemente mayor que la de la pequeña
voluntad del ego.
Por lo tanto, necesitaremos hacer un cierre del
ciclo anterior lo mejor que podamos (la energía del año 2016 nos facilitó esto),
elaborar un duelo; y recién entonces, estaremos en condiciones para una
apertura consciente a lo nuevo que se viene abriendo paso.
Más allá de si las circunstancias nos parecen
buenas o malas, agradables o desagradables, ‘mal karma o buen karma’, no
tengamos dudas de que responden a un proceso holístico, global, que considera a
la totalidad. La Vida aprovecha todo: lo nutricio y lo tóxico, aunque nos
cueste entenderlo desde la perspectiva pequeña de nuestra Personalidad que no
se percibe vinculada con la totalidad.
Es un año 'simiente', y también,un año para establecer los 'cimientos' fundacionales de algo.
Número 7. La combinación del 1 y el 7 en el 2017.
El Siete es una cifra conocida en todas las
culturas. Pitágoras lo llamaba el ‘telésforos’ porque porta (’foros’) a cada
cosa hacia su ‘telos’ o finalidad. En el Cristianismo, considerando su
constante aparición en la Bibila –desde la creación septenaria en adelante-, un
Papa lo denominó ‘número biblico’.
En Astrología, numerosos planetas están sujetos a
ciclos septenarios (Saturno, Urano, Quirón, la Luna).
Muchos Maestros, tales como el Tibetano Dwal Khul,
nos enseñaron que, así como el espectro lumínico de un haz de luz blanca se diferencia
en 7 colores, o del mismo modo que en música hay 7 notas, también el Universo
al salir de la Unidad ‘plegada’ y venir hacia la manifestación ‘desplegada’, lo
hace a través de 7 tipos de energía o cualidades organizativas. De aquí los 7
chakras (centros, o ruedas energéticas) mayores.
Y del mismo modo que el 1 (Uno) indica comienzo,
simiente, y se vincula por analogía al chakra Corona (o la Sefirá ‘Kéter’ en la
Kabaláh), y a la causa formal de algo (una idea es sembrada para ser
desplegada); el 7 (Siete), indicará concreción, se conectará con el chakra Base
o Raíz (la Sefirá ‘Maljut’ en la Kabaláh), y con la causa Final: esa Idea
llevada a su concreción o manifestación. Es decir, la combinación del 1 y el 7
conecta las letras alfa y omega (primera y última en el alfabeto griego), la
simiente y su despliegue final. Comienzo y concreción. Oscilación entre los extremos. Espíritu y Materia. Luz y Oscuridad. Comienzo y Fin. Occidente y Oriente. Hombre y Mujer. Izquierda y Derecha. Primero y Último.¿Cómo lo viviremos, integrándolos o divorciándolos?
En este sentido, este año sentiremos una exigencia e
intensidad maximales para llevar a cabo ideas o proyectos hacia su realización.
Y como nuestra naturaleza material es cíclica, limitada, dosificada, recomiendo
estar especialmente atentos a la tentación de la desmedida, la compulsión. El 1
y el 7 constituyen un Ouróboros, la Serpiente mordiéndose la cola, que
representa el Eterno retorno. De modo que nuestra Personalidad decodificará
seguramente esto como: -“ Termino esto y
debo dedicarme a eso otro. -”Realizo esta entrega, atiendo a tal persona, tomo
este trabajo, etc. y continúo con lo siguiente.
El 17 fomentará un agudo incremento de la circulación bioenergética a lo largo de los 7 chakras desde la Cabeza hasta la Base.
Los bloqueos energéticos/psíquicos serán causa de enormes tensiones anímicas que sacudirán la estructura misma. En este sentido, aconsejo la realización de algún ejercicio corporal (yoga, artes marciales, deporte), para facilitar la circulación de chakra en chakra.
No sé si se entiende a dónde apunto, el desafío que
presenta este año es estar activos externamente
(en acción, mente, sentir), desconectados de ese centro quieto y calmo que nos
alimenta espiritualmente, otorga sentido de ser, y brinda calma interior.
En la Biblia se dice que Dios creó al mundo en 6 días
y el séptimo descansó. ¿Cómo es eso? ¿Creó al mundo en 6 o 7 días? (ya sabemos
que las religiones constituyen, entre otras cosas, sistemas simbólicos que nos
dan pistas para nuestras vidas cotidianas).
Las tres grandes religiones descansan –debido a
esto- un día por cada semana. Las comunidades judía y musulmana descansan
durante el viernes a la tarde y el sábado, y la cristiana lo hace el domingo.
El Maharal de Praga, destacado talmudista, cabalista
judío y filósofo (n.1520, m.1609) que sirvió como rabino en la ciudad de Praga,
daba este ejemplo para comprender el sentido del 7:
Decía: Seis (6) son las direcciones del espacio, a
saber: Norte, Sur, Este, Oeste, Zénit y Nádir. Las mismas, simbolizan las diferentes
presiones a las cuales estamos expuestos en nuestra existencia: el trabajo
diario, los compromisos familiares, los amigos, la salud, los proyectos, los
deberes… Estas 6 direcciones son semejantes a los radios de una Rueda que están
en constante movimiento, suben y bajan,
y nos trasladan de aquí para allá.
El 7 y el 20 del 2017
Entonces, la tentación de este año será la hiperactividad,
el desenfreno, el no parar. Es ‘estar
con el afuera y la diversidad. Ésta será el desafío de todo el siglo
XXI. Quiero decir, el 7 potencia con creces la cualidad portadora del 20-
totalmente para afuera’, desconectándonos
de nuestro centro quieto. Para colmo, toda esta centuria viene presidida por el
número 20: el dos abrirme a la dualidad (oscilar entre esto y aquello), el 0
que potencia el número 2. Veinte son la suma total de los dedos de las manos y
de los pies, segmentos corporales conectores
La posibilidad de este año, es descubrir ese Centro
Interno quieto, calmo, que nos permite ser testigos de la existencia,
acompañándola como un viajero que aprecia el paisaje, lo disfruta, conoce,
aprende, pero no se apega a él. En esta vuelta superior de la espiral,
agreguemos que el 20 que precede al 17, simboliza en un alcance luminoso,
receptividad y máxima sensibilidad. De modo que hay dos caminos bien claramente
diferenciados que se nos presentan para seguir: O abrirme desmadra y compulsivamente
hacia el afuera, o bien, desde una lugar receptivo y sensible (20), percibir el
propósito de lo que acontece y llevarlo a su concreción, asumiéndolo (7).
Ejemplos que se me ocurren: Será un año para
aprender a hacer ‘Altos’ en el trabajo, ’Altos’, en la conexión con las redes
sociales, ‘Altos’ en las identificaciones políticas, religiosas, etc. El riesgo
de fanatismo y adicción en cualquiera de estos campos será enorme, se verá
incrementado. Sin embargo, la posibilidad de aprender a percibir, aportando a
cada uno de eso ámbitos, y al mismo
tiempo sabiendo que la Fuente de nuestro ser está más allá de esto, también es
enorme. Dependerá de cada uno de nosotros ver cuál de los dos caminos elegimos.
Ritmo, ritual, sentido de propósito, manifestación,
concreción y voluntad, son palabras y
cualidades asociadas al número 7. Esta Fuerza nos estimula a hacer las cosas
rítmicamente, respetando los ciclos, para percibir el propósito de las mismas.
El Siete y el Reino Mineral
Esta cifra está especialmente conectada con el
reino mineral y lo tectónico, por lo tanto a lo largo del
año, el mismo cobrará
protagonismo.
Los movimientos sísmicos son cotidianos, sin embargo,
a lo largo del 2017, es muy probable que incrementen su intensidad. Por lo tanto,
no nos sorprenderá tener noticias de terremotos de importancia.
La actividad volcánica, está más vinculada al 8, así que, 2018, es un número más relacionado con ésta.
La actividad volcánica, está más vinculada al 8, así que, 2018, es un número más relacionado con ésta.
¡Muchas gracias! Es interesante, realmente me siento conectada con la explicación del 2017. A fluir con el comienzo del 1 entonces.
ResponderEliminarImpresionante, Patricia ... sin saberlo terminè el 2016 y empecé este año con grandes movimientos a todo nivel.
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