viernes, 3 de noviembre de 2017

Carta Natal: Geometría y Álgebra Natal (Parte I)

Carta Natal: Geometría y Álgebra Natal (Parte I)
Dr. Adolfo Ramón Ordóñez
Como es muy conocido, cada uno de nosotros, al nacer y con la primera respiración propia,  tiene una ‘carta natal’. Es decir, cuando uno nace, en un punto dado de la Tierra y en un momento dado, hay una relación específica entre los planetas y las luminarias del sistema solar, en relación a ciertas partes de nuestra galaxia, que llamamos las doce constelaciones zodiacales. Es como si naciéramos siendo 'todo el universo, pero visto desde una perspectiva única’.
La idea, es que los planetas giran en órbitas alrededor del Sol, las cuáles, proyectadas hacia  la ‘bóveda celeste’, forman una especie de ‘faja’ o ‘cinturón’ alrededor de dicha bóveda. Podemos imaginarnos a esta última como una esfera cuyo radio se extiende hasta el “horizonte celeste”, el límite hasta donde llega nuestra visión (que es bastante pequeño, e incluso es intra-galáctico). Si imaginamos ese límite ‘abovedado’, como una gran esfera que nos rodea, las órbitas de los planetas alrededor del sol recortan un cinturón sobre esa esfera, una banda que contiene sólo doce de las ochenta y ocho constelaciones en que se ha dividido la la bóveda celeste. Por ejemplo, ni Orión, ni la Osa Mayor, ni la Cruz del Sur, etc. quedan interceptadas por la banda zodiacal, por lo tanto, no son consideradas “Constelaciones Zodiacales”.

Así como los países se dividen -según criterios bastante arbitrarios- en provincias, del mismo modo, se ha hecho con la bóveda celeste. Se la ha dividido en ochenta y ocho constelaciones, y de entre todas ellas el recorrido de los planetas alrededor del Sol, recorta sólo a doce constelaciones. Fíjense que este es un hecho astronómico. ¿Por qué considerar sólo doce constelaciones? Porque son las que ‘toca’ ese plano o “faja de planos”, que se dice de la eclíptica, porque allí se producen los eclipses [en rigor, actualmente hay también interceptada, aunque apenas, una constelación N° 13, la Serpiente ‘Ofiucus’, pero no la consideraremos ahora, para no comenzar con una problemática complicación].
La carta natal de un bebé señala entonces el momento de su primera respiración propia. El bebé acaba de pasar el canal del parto y el médico le da una palmadita para que empiece a respirar, y el bebé ‘llora’. Allí y entonces, los astros estaban ubicados en cierta relación geométrica: Marte formaba cierto ángulo con Venus, el Sol con la Luna, y  así todos estaban relacionados o ‘aspectados’ entre sí –como dicen los astrólogos- .
Nótese que hablamos de ángulos, de geometría (y pensaríamos simultáneamente en ‘Ángeles’ si tuviésemos sensibilidad espiritual). 

Los 72 Ángeles de la Kabaláh, cada uno abarca 5° (72°x5=360°); "Oedipus Aegiptiacus", Athanasius Kircher, 1652
Ese mapa ‘psico-espiritual’, pero que se puede levantar con datos astronómicos, se denomina ‘Carta Natal’ de la persona, y esa geometría -de modo análogo al conocido desde Descartes y Fermat en la 1° mitad del siglo XVII-, usando un sistema de ‘coordenadas’, se puede traducir en un álgebra. De hecho, ése es un insight que hice hace algunos años, y que, si me es posible, alguna vez escribiré en un libro, porque –obviamente- el asunto no da para explicarlo en un blog. La cuestión es que esa geometría-álgebra de la Carta Natal, que se llama también horóscopo, (del griego ‘horos’, límite; y de ‘scopos’, ’visión’); nos da ‘la visión de los límites’; de los límites que todos tenemos, aunque no nos guste. No podemos ser ‘todo’ como el ‘vacío que es un plenum’, ni tampoco ‘nada’.
Somos algo finito y limitado, acotado por Obra y Gracia de ‘la Divina Madre’, y de Su ‘Yoga-Maya’, capaz del Prodigio de transformar lo Uno-Infinito en Múltiples-finitudes [Sri Aurobindo, “La Vida Divina”, Libro I, Cap. XII, pág. 103]. 
Cuadro de Nicolái Roerich (1874-1947)
Los kabalistas le llaman ‘el Gran Tzimtzum’, seguido de innumerables ‘tzimtzumim’, que ‘finitizan’ cada vez más, y 'multiplican' las ilumunaciones a partir del ‘Or Ein Sof’ (la Luz Infinita). Pero detrás subyace la misma Idea.
No le resulta fácil al ‘ego’ en nosotros, aceptar que no tiene al menos la potencialidad de la ‘omnipotencia’, sino que ya nació con esta limitación, esta acotación; y esa –considero- es la principal razón del necio rechazo de mucha gente ‘contraria’ a la Astrología. Sin embargo, nos explica el psicoanálisis, esencialmente en eso consiste, por ejemplo, la resolución del ‘Complejo de Edipo’: En aceptar los límites propios y también los ajenos, lo cual es aún más difícil. Entonces, la carta natal nos da una visión de nuestros límites; y en cada horóscopo, hay implícita un ‘álgebra natal’ que establece nuestras posibilidades y también nuestros propios límites, así como también resulta ser la generadora de todas las posibilidades de nuestra dinámica energética y arquetipal.
Es bien sabido que todos los sistemas tienen una dinámica propia, un modo característico de funcionar; con ciertas pautas latentes y una forma particular de manifestarlas, todo lo cual se halla implícito en su “álgebra carácterística”. En particular, esto vale para los sistemas físicos clásicos y cuánticos. Éstos tienen un álgebra de lo que puede ser observable en ellos, cuando se hallan en cierto “contexto”.
Es combinando esas limitaciones establecidas por la estructura de su álgebra de observables, con el ‘estado’ en el que se halla el sistema, que se vuelve posible calcular la probabilidad (no la certeza) de lo que puede acaecerle. Como decía Santo Tomás de Aquino: los astros nos ‘inclinan’ [a actuar de cierto modo], pero no nos ‘obligan’ [a hacerlo así].
Lo que me puede suceder, mi destino (o nuestro destino) viene determinado por un lado por la carta natal, el álgebra natal y por el otro lado, por el estado. Esto es fundamental, porque si cambio el estado, aún con la misma carta natal, cambia la probabilidad de lo que me puede ocurrir.

William Blake. Anciano midiendo con un compás. Geometría y Mística
En una carta natal tenemos que considerar entonces:
o   Su álgebra de observables.
o   El estado del sistema.
o   Lo cual nos dará la probabilidad de lo que pueda ocurrir.
¿Qué es el ‘estado’? Lo voy a tratar de explicar -para el caso de los “sistemas humanos”- mediante un ejemplo. Si estoy ‘bajoneado’, pesimista, y no me soporto a mí mismo ¿voy a ir al casino a jugar? ¡Si estoy ‘en perdedor’, ni loco! Cualquier ‘timbero’ sabe que tiene que sacarse ‘la mufa’ antes de ir a jugar. Eso es ‘cambiar el estado’. Cuando la persona se siente mejor, y recupera el optimismo, entonces ahí sí, va al casino, y por lo menos, tendrá alguna chance o posibilidad de ganar. El ‘estado’, también puede ser el ’estado de conciencia’, además del anímico. El estado abarca todo el ser.
El valor que termina adoptando en un momento dado –digamos ‘m’- un ‘observable’ de un ‘sistema humano’ en particular, depende de su álgebra natal, y del ‘estado’ en que se encuentre en ‘m’. En Física, la carta natal sería semejante al “álgebra característica” de cada sistema físico. Y la Astrología sería, por un lado la capacidad de “leer” o “comprender las implicancias” globales, así como también cada aspecto particular del álgebra -según sea el conjunto de estados que el sistema suele frecuentar, dentro de todo el inmenso 'espacio de los estados' correspondiente a ese sistema-. Sería la capacidad de “entender las particularidades de esa álgebra”; y por otro, correspondería al cálculo de las probabilidades de lo que sería dable esperar de nuestras observaciones del sistema.
 La probabilidad de lo efectivamente observado en ‘m’, tiene que ver por un lado con la función ‘psi (‘estado del sistema’), y por el otro lado con la carta natal (el ‘álgebra natal’). Cada sistema tiene un álgebra. Lo repito, así como nosotros que somos un sistema orgánico llamado ‘ser humano’, y tenemos una carta natal, cada sistema, tanto en la Física Clásica como en la Cuántica, está caracterizado por un álgebra.
Ejemplo de Carta Natal. En el centro está el lugar de nacimiento. En la circunferencia los 12 signos zodiacales. Notar los que los planetas caen en cierto grado del zodíaco, y que forma ángulos ('aspectos') con los demás astros (que se indican a través de líneas azules o rojas). Cada planeta representa múltiples asuntos 'observables': Saturno: simboliza la figura paterna, las reglas o límites, la profesión, lo social, los obstáculos a vencer, etc. 
Álgebra y Holografía
Debemos aclarar qué es el álgebra a la que nos estamos refiriendo. Seguramente, a ustedes les viene el recuerdo a la mente de cuando estudiaban en el colegio, las ‘ecuaciones’ con una o varias incógnitas.
Ahora estamos usando ‘Álgebra’ en un sentido diferente, como una ‘estructura matemática’ que tienen los ‘operadores’ asociados a los ‘observables’ (por ejemplo, cada luminaria o astro de una carta natal, corresponde a un ‘operador’, a un elemento del Álgebra), y que se ‘multiplican’ con un ‘corchete o conmutador’ (que depende del ángulo o 'aspecto' entre los astros que se están multiplicando) que cumple ciertas propiedades matemáticas. Tienen que relacionar un ‘álgebra’ con la idea de una ‘carta natal’, e incluso con la idea de las ‘revoluciones solares’ y los ‘tránsitos’, es decir con el modo en que el sistema irá desenvolviéndose progresivamente, con su evolución dinámica.
Retrocediendo hasta Miguel de Cervantes Saavedra y su ‘Don Quijote de la Mancha’, en esa Obra se muestra qué era un ‘algebrista’ en esa época: Era un quiropráctico. Cuando alguien tenía los huesos fracturados, alguna articulación salida de lugar o algo dislocado, el quiropráctico los reunificaba, los volvía a su lugar. Eso era un algebrista y eso es lo que quiere decir ‘al-yabr’ en árabe (parecida a como se pronuncia la palabra ‘álgebra’  pero en inglés).
Decimos que la carta natal es un ‘mandala’, una totalidad indivisa, que se halla holográficamente envuelta en cada uno de sus elementos, y que por eso los aspectos de la carta natal no se pueden leer aisladamente. No es meramente una sumatoria de aspectos, de cuadraturas y conjunciones, trígonos, etc., y el énfasis o carencia que tiene en los cuatro ‘elementos’ aire, tierra, agua y fuego. La percepción de la carta natal debe ser mandálica, holográfica, porque así es su naturaleza: El todo está envuelto en cada parte. Podemos 'enfatizar' o 'poner de relieve' alguna particularidad de una carta natal, cuando la estamos analizando, pero luego debemos 'volverla a su lugar' (para respetar su sentido 'mandálico').
Muchas veces se habla hoy en día del holismo y de la holografía. Están relacionados, pero no son lo mismo. Lo holográfico es más profundo. El holismo viene del griego, holos significa ‘todo’. El todo es más que la suma de las partes. En lo holográfico, además de eso, el todo se halla en cada parte, como pasa con el ADN en el núcleo de cada célula. Por eso se puede hacer la clonación, porque la totalidad de información genética del organismo está en cada célula.
El Principio Holográfico también es uno de los principios básicos de la Física Cuántica. Es lo que tenemos que tener en mente cuando decimos ‘carta natal’, cuando la pensamos como mandala, o cuando decimos que tiene una geometría y que la misma es traducible a un álgebra. El álgebra de un sistema en física brinda información acerca de todas las posibilidades del sistema, reúne todas sus potencialidades. Todo lo que un sistema puede hacer dinámicamente, los modos en que puede llegar a comportarse, todo está representado en su álgebra.

Niveles de Ser y de Saber
Del mismo modo, alguien puede tener una carta natal muy linda y una vida muy fea. ¿Qué le está pasando? No está sacando provecho de todas las posibilidades que tiene. Seguramente, lo que le está “fallando” es el ‘estado’.
El arte de vivir es nada menos que el arte de poder cambiar nuestros ‘estados de ser y de saber’, que están ligados. Hay cosas que no sabemos porque no nos da nuestro nivel de ser: Un chico de cinco años no puede entender los problemas de la política internacional, o los problemas sexuales y matrimoniales de sus padres. Todavía no está en el nivel de ser apropiado para ese saber, sería hasta malsano que lo supiera, lo violentaría.
Del mismo modo hay gente que aparentemente sabe un montón, son grandes ‘eruditos’, pero esa erudición está vacía de ser. El “nivel de ser” no acompaña este “nivel de saber”.
Encontramos que ha habido grandes filósofos, grandes pensadores, pero después uno se entera de sus vidas y se pregunta “¿Cómo puede ser que haya sido un genio tan grande y que, sin embargo su vida resultara ser un desastre horroroso?” Lo que ocurrió fue que ahí hubo un déficit en el nivel de ser en relación al nivel de saber.
El hombre logra ciertos estados ‘psi’-quicos con muchas informaciones, pero al faltarle ‘ser’, (el cual proviene del espíritu o Pneuma) eso vuelve inoperante al estado.

El ‘estado’ del sistema humano, para ser realmente eficaz a nivel de las probabilidades, tiene que estar completo. Tiene que tener capacidad de innovación y esencia. ¿Cuánta atención le prestamos a la educación para la manifestación de la esencia en nuestros actuales sistemas educativos, es decir, a la educación para manifestar lo que verdaderamente somos, o a lo que el niño es? Se le 'inyecta' información hasta dejarlo desconcertado y después resulta que el niño termina sin saber quién es él –por lo general- o incluso ignorar lo que verdaderamente le gusta y quiere, su verdadera vocación. En realidad, lo puede llegar a saber, pero después de una crisis, en algún momento “crucial” de su vida, pero tiene que hacer como los perros cuando se sacuden para sacarse el agua. La persona ‘se sacude’ todo lo que, poco a poco, le han ido arrojando encima, y trata de recuperar el contacto con su esencia, con su verdadero “sí mismo”.