viernes, 1 de diciembre de 2017

Carta Natal: Geometría y Álgebra Natales (Parte II)

Carta Natal: Geometría y Álgebra Natales (Parte II)
Dr. Adolfo Ramón Ordóñez
En esta segunda parte, seguiremos profundizando y generalizando los temas que ya vimos en la primera parte, y poco a poco, iremos introduciendo nociones matemáticas y filosóficas para poder trasmitirles -lo mejor que me sea posible- esta nueva ‘visión’ de los mismos.

La Astrología y los diferentes ‘Niveles de Ser’
¿Es posible generalizar todo cuanto dijimos sobre los ‘planetas’, a otro tipo de Astros, más allá de lo que ordinariamente se considera en Astrología? 
Esta pregunta se impone, sobre todo ahora, que la Ciencia y la Tecnología han  enriquecido tanto nuestro Universo, que -se creía hasta alrededor de 1930- consistía sólo en nuestra galaxia, la Vía Láctea-, y hoy sabemos consta de cientos de miles de millones de galaxias como la nuestra, a modo de otros tantos 'Universos-Islas'. ¿Es posible, entonces, considerar por ejemplo también la ‘influencia’ astrológica de otras estrellas (distintas a nuestro Sol), otras constelaciones diferentes de las 12 zodiacales, o incluso otras  galaxias, o los diferentes cúmulos y supercúmulos galácticos, etc., y así en escalas crecientes?
Además, está la concepción de la Evolución Espiritual y Material, y la Idea de la Gigantesca Escala -correlativa a esa tremenda ‘expansión del Cosmos’- de los diferentes ‘Niveles de Ser’ de los que empezamos a considerar en la Parte I. Ello nos obliga a considerar que hay muchos ‘círculos concéntricos de acción entrelazada’ relativos a los innumerables 'Niveles de Ser' en el vasto Cosmos. Si en el centro, ubicamos lo subatómico, luego lo atómico, lo molecular, después lo genético, en un espacio intermedio lo humano; en otro, lo planetario, lo cual  se ve afectado –evidentemente- por lo solar, lo extra-solar pero galáctico, y así ascendiendo ‘hasta que la mente vacila y queda exhausta por el esfuerzo realizado’ (para emplear una expresión de “La Doctrina Secreta” de H. P. Blavatsky).
O sea, hay acciones dentro de acciones, influencias dentro de influencias, o correlaciones dentro de correlaciones. Seguramente, hay seres humanos (individuos y grupos o naciones) que incluso son afectados por –o mejor, están sincronizados (en el sentido de Carl G. Jung) y entrelazados con- Estrellas que no son de nuestro Sistema Solar, ni tampoco Zodiacales.
Es bien sabido, por ejemplo, que la estrella que los egipcios llamaban Sotis, es decir, Sirio, la estrella más brillante del cielo, en la Constelación del Can Mayor, estaba consagrada a Isis en Egipto. Los egipcios se habían dado cuenta de que cuando Sirio salía un poco antes que el Sol (lo que se denomina 'salida heliacal'), venía el verano y con él la creciente del río Nilo. Entonces, asociaban esa “creciente fertilizadora” del Nilo con un principio materno –lo veían como una especie de ‘líquido amniótico’ que traía nuevamente la vida-. Esta clave es entendible. Como todos los mitos, el de Sirio también es polisémico, es decir, también alude a otros aspectos más profundos, pero que hoy no abordaremos.
En todas las tradiciones, la de los mayas, la de los egipcios, etc., las pirámides están orientadas astronómicamente. Las pirámides de Guiza, por ejemplo, tienen largos “respiraderos” -así los llamaron cuando fueron descubiertos- en la “Cámara del Faraón” y en la “Cámara de la Reina”, que están orientados hacia la Constelación de Orión y hacia la estrella Sirio, en la Constelación del Can Mayor. 


Relación de tamaños (no de luminosidad) entre ambas estrellas; una de las compañeras de Sirio ('Sirio b') es una 'enana blanca', tal como será nuestro Sol dentro de miles de millones de años.

Al parecer, los egipcios proyectaron el Cielo en la Tierra. Fue una forma de materializar la filosofía contenida en la expresión hermética, ‘como es arriba, así es abajo’. Uno de los sentidos de este Principio, es que hay una 'No Localidad' (como en la física cuántica, o como en la Sincronicidad 'a la Jung') entre el Cosmos y nuestras vidas, entre el Cielo y la Tierra, y para trasmitir su saber espiritual 'en acciones' y en la solidez de las piedras, ellos  trataban de reproducir en la Tierra lo que veían en el Cielo.
También las “Siete Hermanas” o las Pléyades, que están en el cuello (y el 'Centro Laríngeo') de la Constelación de Tauro, aparecen en todos los continentes. Evidentemente, esto no ha sido meramente porque a la gente le gustaba imaginar todo tipo de ‘cosas en el cielo’, sino porque detrás de ello había Arquetipos; y hubo grandes sabios que pudieron decodificar –parcialmente- toda esa riqueza mítico-matemática; y pudieron ver los efectos y las correlaciones. Es decir, pudieron ver las dos cosas a la vez: causalidad y no causalidad; o causalidad y sincronicidad juntas, tal como están presentes en el campo astrológico.


Las 7 Hermanas, las Pléyades, hijas de Atlas y Pléyone

El álgebra (como ‘estructura matemática’) tiene una característica, y es que admite 'subálgebras'. Una subálgebra es un álgebra que está contenida o incluida dentro de otra álgebra mayor y 'más incluyente'.
Supondremos que la “Astrología ordinaria”, vale sólo en relación al común de la gente, pero que pueden existir otros casi infinitos “Astros” generadores Aj  "A sub j" (por ejemplo, la estrella Sirio, o Spica, o las Pléyades,  o las Constelaciones de La Osa Mayor, del Can Mayor (donde está Sirio), de Orión, etc. , y que sólo para  Elevados Iniciados se da (u 'opera' entre Ellos) un Álgebra mayor o más incluyente. Esa, sería otra sub-álgebra אmás incluyente que א, aunque, a su vez, también estaría contenida dentro del “Álgebra Mayor Desconocida” ת:


ת ⊃ ... ⊃ 'א ⊃  א


Lo anterior implica que el tipo de Álgebra Astral  que sigue alguien se va modificando con su Evolución (en el sentido de ‘evolvere’, o de ‘des-envolvimiento’) Espiritual o Iniciática. No es el caso, como suelen creer algunos estudiantes de esoterismo, que llega un momento ‘en nuestra evolución’, en el que ‘nos liberamos’ del control (en realidad, lo que hay no es ‘control’, sino una ‘sincronicidad’ entre la Vida de los Seres cósmicos, y los Astros y/o  Constelaciones que les corresponden) de los Cielos. Sólo varía el tipo –y evolución- de los Astros y Constelaciones con los que vamos quedando especialmente ‘sincronizados’ [“Astrología Esotérica”, Tomo III del “Tratado sobre los Siete Rayos”, Alice Bailey, pp. 32, 33].
Entonces, sería posible tener una carta natal -que es un álgebra natal-, y que, a su vez, es subálgebra de otras álgebras mayores. ¿Cuándo empezarían a sentirse esas álgebras mayores? ¡Ah! Eso dependería del nivel madurativo de la persona, de su nivel de Ser. Puede haber Seres en los cuales ya operan esas álgebras mayores. Entonces, para ellos tienen influencia por ejemplo, las Pléyades, Sirio, la Osa Mayor, etc. Tienen para ellos una influencia tan grande como ahora tienen las casas o los planetas para nosotros.
Lo importante es lo siguiente: Nuestro destino viene dado por el álgebra que está operando en cada uno de nosotros (sea menor y más limitada, o mayor y más incluyente, según nuestro ‘nivel de Ser’) y por aquellas ‘regiones’ o partes de nuestro ‘espacio de estados’ que solemos frecuentar.
Ahora bien, cuando se produce ese movimiento relativo a la Tierra de todos los Astros, existen muchas notables ‘relaciones numéricas’ entre sus períodos de revolución. Si –simplemente- al hacer girar nuestro dedo varias vueltas por el borde de una copa de cristal con agua oímos un sonido ‘musical’ ¿No es natural que se produzca una ‘Música de las Esferas’, por el giro tan especial de los astros alrededor de nuestra Tierra, como decían los antiguos? Uno también puede pensar el zodiaco como una especie de ‘piano circular’, donde al pasar los astros van haciendo sonar las 'teclas zodiacales', y produciendo así las correspondientes notas musicales de la “Música de las Esferas” de los pitagóricos.
 ¿Qué motivó a Kepler, ese gran admirador de la ‘proporción áurea’ o ‘divina proporción’, que fue el que primero describió en forma clara y matemáticamente precisa la dinámica del Sistema Solar, a relacionar las órbitas planetarias conocidas en su época, con los ‘sólidos platónicos’? Como los más ‘racionalistas’ suelen ‘burlarse’ de Kepler en esto, veamos si estaba o no ‘mal orientado’.
Si aproximamos –como se debe hacer según Platón, al pasar de lo ‘sensible’ (esteticós), que siempre es una 'copia imperfecta', a lo ‘Ideal’ (noeticós)- lo que tardan en dar una vuelta completa alrededor del sol en días, los planetas (los llamados ‘personales’ en Astrología; ya que Urano, Neptuno y Plutón, no son visibles a simple vista, sin el uso de telescopios (y son considerados ‘transpersonales’, y ‘embajadores galácticos’, de origen extra-solar). Los Planetas 'personales' eran conocidos en la época de Kepler (que era astrólogo, lo mismo que Tycho Brahe e Isaac Newton), tenemos:
Mercurio ……………………………………………………………..….90 días
Venus ………………………………………………….………………216  días
Tierra …………………………………………………………………..360 días
Marte ……………………………………………………………...…...720 días
Júpiter …………………………………………………………..……4.320 días
Saturno …………………………………………………………..…10.800 días
De este modo, las diferentes proporciones entre los períodos temporales son:
Tierra : Mercurio ... 4 : 1 …..Tetraedro (poliedro regular ‘platónico’ con 4 caras)
Júpiter : Marte ....    6 : 1 …....… Cubo (poliedro regular ‘platónico’ con 6 caras)
Marte : Mercurio …8 : 1 ….. Octaedro (poliedro regular ‘platónico’ con 8 caras)
Júpiter : Tierra ....  12 : 1 …....Dodecaedro (pol. regular ‘platónico’ con 12 caras)
Júpiter : Venus … 20 : 1 …....... Icosaedro (pol. regular ‘platónico’ con 20 caras)
Tierra : Mercurio .. 4 : 1 …......Tetraedro (pol. regular ‘platónico’ con 4 vértices)
Marte : Mercurio .. 8 : 1 ......... Cubo (poliedro regular ‘platónico’ con 8 vértices)
Júpiter : Marte ...... 6 : 1  ...Octaedro (poliedro regular ‘platónico’ con 6 vértices)
Júpiter : Venus … 20 : 1  ....Dodecaedro (pol. regular ‘platónico’ con 20 vértices)
Júpiter : Tierra ..... 12 : 1….... Icosaedro (pol. regular ‘platónico’ con 12 vértices)
Júpiter : Marte ….... 6: 1 ...... Tetraedro (poliedro regular ‘platónico’ con 6 lados)
Júpiter : Tierra …. 12 : 1 …..... Cubo y Octaedro (pols. 'platónicos’ con 12 lados)
Saturno : Tierra  … 30 : 1 …... Icosaedro y Dodecaedro (pols. regs. con 30 lados)
¿No es extraordinario? ¿Quién debería burlarse de quién?

Kepler, en 1596, relacionó a las órbitas de Saturno/Júpiter con el Cubo, a las de Júpiter/Marte con el Tetraedro, a las de Marte/Tierra  con el Dodecaedro, a las de Tierra/Venus  con el Icosaedro, y a las de Venus/Mercurio con el Octaedro 

Hay ciertas relaciones o productos que se pueden definir entre esos planetas (o astros) y que constituyen el Álgebra Natal (el Álgebra de la Carta Natal). Se trata de una importante estructura matemática que brinda la información constitutiva característica de todo sistema y de todas sus posibles evoluciones dinámicas. Dicha estructura, y en particular, los conmutadores [ , ] del Álgebra, quedan determinados por las posiciones relativas y los ángulos que forman todos los planetas entre sí.

[A, B] = AB - BA

Noten que dos operadores A y B, 'conmutan' entre sí, es decir: AB = BA, si y sólo si, su conmutador es nulo (lo cual, después veremos, es muy importante y tiene muchas implicancias, sobre todo en relación a 'los aspectos' astrológicos).
Por ahora, basta decir que cada planeta se corresponde con ciertos matemas y con ciertos mitemas. Los matemas son los de un álgebra, y los mitemas, vienen dados por las correspondencias simbólicas y míticas de cada planeta en Astrología. Acá es necesario que nuestro pensamiento ‘se vuelva complejo’ y abarque tanto al ‘logos’ como al ‘mito’, diría Edgard Morin. Por ejemplo, Marte, está asociado con el mitema de la ‘guerra’, y todo lo que ésta involucra (la sangre, el color rojo, la hemoglobina, el hierro, la violencia, la lucha, la defensa, el ataque, etc.). A su vez, su forma de expresarse en la persona, dependerá del signo y grado zodiacal en que se halle ubicado en el mapa natal.


Esquema Fundamental
Los tres factores [Pj/ψ/Ф], son así el nexo para relacionar el pensar propio de
la Astrología con el de la Física Cuántica. 
La idea es que los planetas [Pj] actúan -u 'operan', en sentido matemático- sobre
los estados de conciencia [ψ] y lo corpóreo.
Si ustedes le dicen a un físico que Marte [digamos, P5], es un operador que a
cada estado de conciencia [ψ] cualquiera (por ejemplo, un estado “inerte” y
“sin ganas de hacer nada”) lo proyecta sobre un estado [P5ψ] relacionado con
la iniciativa, la impulsividad, una mayor capacidad defensiva, etc., eso lo
podría llegar a entender. Como 'un operador' que actúa produciendo ciertos
efectos y resultados matemáticos. 
Y a su vez, con estos tres factores [Pj/ψ/Ф], se obtiene la probabilidad para
todo lo que se puede observar. El estado [ψ] del campo [Ф] contiene la
información que guía a ese campo (como la partitura a los músicos); y a su vez,
los estados están sujetos al accionar de los astros [Pj], que a su vez dependen
de [Ф] en un círculo creativo e interactivo.

Probabilidad y Álgebra Natal
Lo más que podemos decir, entonces, es que ‘hay probabilidades (no 'certezas
omnipotentes' por parte del astrólogo) de que algo acontezca’. ¿Y qué decide
esas probabilidades? Estos tres factores: [Pj / ψ/ Ф].
[Pj ] El nivel de los observables característicos del sistema; en nuestro caso, la
carta o mapa natal, con su correspondiente álgebra natal, dada por los planetas
(o Astros, en general) y sus 'conmutadores', o sea, la versión algebraica de los
ángulos geométricos (o 'aspectos') que forman entre sí en el mapa natal.
[ψ] El estado o los estados psicológicos, y cómo la persona los sobrelleva.
[Ф] Y a su vez, cómo afectan esos estados psicológicos a su cuerpo (o cuerpos,
si los hubiera, esto lo aclaro inmediatamente, más abajo).
Eso es lo que determina la probabilidad. Hay leyes matemáticas que permiten
estimar cuantitativamente las probabilidades de todo lo que puede ocurrirle a la
persona o 'sistema' en cuestión. Por supuesto, en el caso estrictamente físico
-cuántico, no son los planetas y su simbolismo asociado, sino los observables
físicos del sistema. Entonces, existen tres factores que influencian
la probabilidad.

Con relación a la ‘fi’, Ф, que representa el cuerpo como vehículo de conciencia; yo les decía que podemos también hablar en plural, de ‘los cuerpos’. Tenemos un cuerpo físico. Pero existe la posibilidad de tener otros cuerpos. Esto lo aclaro como kabalista: Por ejemplo, en la Kabaláh se dice que tenemos un cuerpo físico (‘guf’), y también un alma vital (‘néfesh’) al nacer. Y también se enseña que el ser humano -gracias a 'la desobediencia' que promovió en ella/él la 'Serpiente'- tiene la posibilidad –si realiza un trabajo profundo sobre sí- de tener otros niveles de conciencia en otros cuerpos. En todo caso, por eso denominaremos a ‘fi’, Ф‘cuerpos’ (en número plural, y no 'cuerpo', en singular).
La psi (ψtendrá 'información activa' que actuará sobre esos cuerpos ‘fi’, Ф, y los hará madurar de cierto modo; los hará tener una genética (al nacer) y luego una fisiología adecuada al psi (ψ[estado del sistema]. Y, a su vez, los planetas (o, más generalmente, los Astros) Pj , en sus múltiples vueltas (y ya sea cuando están 'directos', o cuando están 'retrogradando', vistos desde la Tierra) irán modificando a ψy por ende también a ФEs como un “juego interactivo” -y por ende 'creativo'- entre los tres tipos de entes, o de órdenes implicados (en el sentido de David Bohm).
No voy a seguir aquí con esta parte más matemática, porque si no, temo que sólo los vaya a confundir.


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