viernes, 7 de septiembre de 2018

Fuente en la Kabaláh en la que se basó la metafísica de Filón de Alejandría (ver: “Filón de Alejandría y Helena P. Blavatsky”)



Dr. Adolfo R. Ordóñez


En la Kabaláh ‘Dios’ es considerado como una Esencia Incognoscible (Atzmut Haneelam) que tiene la posibilidad de autoexpresión tanto como una Voluntad Infinita (Ein Sof), como una Voluntad Finita –ocultando su Infinitud- en los diferentes grados y Mundos del Adam Kadmón y las Sefirot. De dicha Esencia Inescrutable irradia (en un metafísico ‘Big Bang’) la Luz Divina –también Infinita y Finita- que da origen y nacimiento al Cosmos, tanto al Ideal como al sensible, y a todos los Seres y Energías Vivientes (o ‘Constelaciones’) que en él moran (o moraron, o morarán). Estas últimas son consideradas como ‘Instrumentos’ para las operaciones ‘omni-entrelazadas’ (o las ‘omni-sincronicidades’ que todo lo conectan) de la Única y Absoluta Deidad. De otro modo, se trataría de una ‘idolatría’ para los cabalistas. Admiten a la Astrología, pero no concebida como una ‘Astrolatría’.
La Kabaláh nos dice que ‘al principio’ sólo estaba la Luz Infinita (el Or Ein Sof) cuya Plenitud todo lo llenaba. Entonces, la Divina Voluntad produjo un Gran Repliegue sobre Sí  Misma, un Auto-Ocultamiento divino (Tzimtzum), que posibilitó la aparición de un ‘Espacio-Lugar’ vacío –digamos una Gran Esfera Oscura en la que la Luz Infinita se ha ocultado- donde brotarán a la existencia todos los Mundos de diversos ‘grados de finitud’. Es como un Gran Maestro que ‘repliega Su Saber’, a fin de transmitir una enseñanza voluntariamente limitada a lo que sus alumnos puedan asimilar. Dicha ‘Enseñanza de Vida’ se transmite vía un Rayo (o Kav) de Luz Finita y con diferentes ‘medidas’ según las distintas capacidades de recepción de los ‘alumnos'. Se forma así por la acción del Rayo de Luz reincidente (pero limitada y finita) en el Espacio Primordial dejado por el Tzimtzum (u Ocultamiento), la Primera Imagen Divina, el ‘Gran Hombre Primordial’, el Adam Kadmón, que es el Logos de Filón.


Las ‘Constelaciones’ (zodiacales o no) –pero con la salvedad antes hecha- son las ‘Potencias’ Mayores o menores, los Lógoi de Filón.
Ahora bien, resta aclarar por qué dijo que hay Cinco ‘Potencias Mayores’ a partir de la Kabaláh, de la cual era un evidente entendido. Para decirlo en pocas palabras: ¡Son las Cinco Severidades del ‘Anciano de los Días’ (Atík Iomín), el aspecto más profundo de la Sefirá ‘Corona’ (Kéter)! ¿Recibimos de Dios sólo ‘Severidades’, y no ‘Bondades misericordiosas’? Trataremos de explicar cómo responde la Kabaláh a esta incómoda y paradójica situación.
Según el Judaísmo (y todas las Tradiciones Esotéricas) el tiempo mundanal no es ‘lineal’, sino que transcurre ‘circular’ o cíclicamente. Ello significa que la Energía Vital (Jaiut) no fluye como un río continuo y rectilíneo, sino que se distribuye ‘discontinuamente’, en gigantescos ‘cuántos’ (o ‘dosis’) uno para cada período o ciclo (por ejemplo, anual). Cada uno de estos ‘cuántos’ desciende al mundo al comienzo de un ciclo, y se va descargando poco a poco hasta agotarse; luego comienza otro ciclo con una nueva provisión energética, para ser distribuida según el Poder Directivo de Justicia (Hanagat haMishpat) de la Divinidad (o sea, según la ‘Ley del Karma’, como le acostumbra llamar cada vez más gente). ¿Ahora bien, cómo es que ocurre la llegada de la nueva Energía Viviente para cada ciclo?  Según los cabalistas -y restringiéndonos a considerar lo que mejor conocemos, los ciclos anuales de nuestro mundo-, ello sucede en Diez Días (del calendario hebreo, que es luni-solar) de una importancia trascendental: son los días entre cada ‘Cabeza de Año’ y el siguiente ‘Día del Perdón’ (Rosh haShaná - Iom Kipur). Nótese que no se dice ‘Comienzo del Año’ (Tejilat haShaná), sino ‘Cabeza del Año’. Esa expresión se debe a la existencia de una notable y muy instructiva analogía ‘Tiempo-Alma’ entre la forma en que la energía llega al nuevo año, con el modo en que la vitalidad del Alma desciende desde el centro ‘corona-rio’, ubicado sobre la cabeza, hasta diseminarse por todo el cuerpo. Es sabido que el Día del Perdón, Iom Kipur, rememora al sexto día donde fue creado Adán, el primer hombre, y cuando bíblicamente se produjo su primera ‘transgresión’, y su ulterior ‘Perdón divino’.
De hecho, en todas las Tradiciones Sagradas de la humanidad, se ha considerado que esto se halla representado en una Sabiduría ya contenida en los aspectos ‘cualitativos’ de los Números –enteros y positivos-: el Uno (o el Diez, que es otra ‘octava’ superior –para decirlo ‘musicalmente’- del Uno) contiene en sí mismo a la Totalidad o ‘multiplicidad’ que se despliega en los otros Números, desde el Dos (o Veinte, Doscientos, etc.) hasta el Nueve (o Noventa, Novecientos, etc.). Esta ‘Aritmosofía’ se ve claramente en las enseñanzas de la Escuela Pitagórica, en la de los Arcanos Menores del Tarot, etc. El Número ‘Uno’ en hebreo se representa por la letra Álef (א), que corresponde a la Sefiráh de Kéter, la Corona, y el Diez corresponde a la Sefiráh de Maljut, el Reinado. Para mencionar otra forma parecida de ‘sintetizar las energías de los doce meses anuales’ –aunque menos esotérica, por la casi total ignorancia de su existencia, y la pérdida de su sentido entre los cristianos, y la consecuente pérdida de su eficacia simbólica-. Ésta es de tipo duodecimal (12) y sigue el calendario cristiano, que es únicamente solar: son los Doce Días entre la Navidad y el Día de los Tres Reyes Magos, que traen sus ‘regalos’ para todos los ‘niños’ en el sexto día [otra similitud con el 'Día del Perdón', el último de los Diez Días de 'recarga energética' (o 'sintetizadores') del año nuevo judío, en vez del último de los Doce Días de 'recarga energética' (o 'sintetizadores') de los Doce Meses del año nuevo cristiano].
Volviendo a la Kabaláh, tenemos que añadir que luego del Adam Kadmón surgen cuatro Mundos:  1) el Mundo de la Emanación (Olám haAtzilut) que es inseparable del Adam Kadmón o Primera Imagen de Dios (como el brillo del diamante es inseparable de éste); y luego siguen otros tres Mundos que son como un ‘ropaje’ de Dios, y no sólo no evidencian la unión con Él, sino que distorsionan o ‘tapan’ la percepción de Dios: 2)  el Mundo de la Creación (Olám haBriáh) de las almas y los ángeles superiores; 3) el Mundo de la Formación (Olám haIetziráh) de los restantes ángeles; y 4) el Mundo de la Acción (Olám haAsiáh) que, mediante una ‘Creación de la Nada’ de la Sustancia Primordial (hiulí o el hilé griego), [ver otro artículo de este mismo blog] por parte de la Voluntad Divina, y de Su operación -siguiendo la base formal-ideativa provista por el Adam Kadmón y los cuatro mundos antes mencionados- sobre el hiulí, se condensan en el mundo material que percibimos. Los ‘tres mundos inferiores’ existen para que sea posible desarrollar un sentido de ‘yo’, una existencia ‘propia’ y que se sienta independiente de Dios. (Eso no significa que de verdad lo sea, ni mucho menos ‘oponerse al Propósito o a la  Voluntad Divina’, para lo cual hacen falta las ‘cáscaras’ o Kelipot, de las cuales nos hemos ocupado en otros artículos de este blog).


En relación a las Energías Vitales entrantes en cada año, tenemos que decir que ellas se van acumulando durante los diez días entre Rosh haShaná - Iom Kipur en la décima Sefiráh de Maljút del Mundo de Atzilut. Como el Árbol de la Vida cabalístico con sus diez Sefirot es holográfico, hay una Maljút en Iesód (de la cual emana una Iesod en Maljut),…, hasta una Maljút en Kéter (de la cual irradia un Kéter en Maljut). Así, desde Rosh haShanáh hasta Iom Kipur, la Maljut del Mundo de Atzilut se va llenando con las diez diferentes energías sefirotales que, en última instancia, provinieron desde Kéter de Atzilut. La primera noche de Rosh Hashaná, al término de las oraciones, se acostumbra a saludar diciendo –además de “leshaná tová”- que incluso se puede desear a los amigos en los días anteriores, “que seas inscripto y sellado”, en hebreo: “ticatev vetejatem” (para un buen año). Más aún, durante el momento más solemne de Iom Kipur, en la Neilá (plegaria que significa ‘cierre’, pues se recita al final de Iom Kipur) descienden sobre Maljút las Cinco Severidades del ‘Anciano de los Días’, y son ellas las que ‘sellan’ el destino ‘kármico’ del año para cada uno. Y luego, esta Sefiráh de Maljút  (que se dice ‘la Madre de toda la vida’, Em kol jái) hace que esas energías vayan descendiendo por los tres mundos inferiores a medida que transcurre el año, brindando así todas las ‘riquezas’ (en salud, hijos, trabajo, dinero, etc.) correspondientes. Hemos de aclarar que este ‘sellado’ en la Neilá no determina completa y definitivamente el destino anual personal. También depende del  comportamiento personal ulterior. Para que se entienda mejor: El ‘sellado’ es como si a alguien le depositaran una suma de dinero en una cuenta bancaria, lo cual, por sí mismo, no le asegura que reciba efectivamente esa plata, pues podría ocurrir que esa persona no vaya en su búsqueda, o que vaya, pero sin su documento de identidad, o fuera del horario de atención del banco, etc.
Dice la Kabaláh que en el mes de Elul, el anterior al fin de año judío, es como si Dios fuera un Rey que pasea por el Campo, y se deja observar por cada campesino que pasa a su lado. Pero desde Rosh haShaná hasta Iom Kipur es como un ‘tiempo solemne’ durante el cual el Rey está adentro de su Palacio, y ya no se deja ver, ni recibe a cualquiera ante Su Presencia. De hecho, se lo compara con el tiempo de la ‘Coronación (Keter) del Rey’ en su ‘Reinado’ (Maljut). Un verdadero Rey debe ser ‘elegido’ y ‘aceptado’ como tal por su pueblo. Por eso, en este período, debemos ‘elegir’ (o ‘confirmar’) a Dios como nuestro Rey, para que reine en nuestra vida, por medio de nuestra teshuváh. Sólo de ese modo despertaremos en Él el atributo de ‘Reinado’, el más oculto y difícil de evocar.
En nuestra experiencia, cuando está terminando un año y la energía anual ya se está acabando, ello se siente en forma de ‘dificultades’ u obstrucciones, que se van rápidamente con la nueva y ‘fresca’ energía entrante para el nuevo año. Y esto no es sólo para los judíos: ¡Conocemos numerólogos europeos muy apreciados, que en sus cálculos cambian el número del año común al del año siguiente partir del Rosh haShaná judío!
Ahora estamos en condiciones de entender la solución de la paradoja que planteamos al comenzar: Si bien es evidente que Dios es Bondadoso, y que, obviamente, existen Cinco Bondades del ‘Anciano de los Días’ (en Kéter del Mundo de Atzilut) que también contribuyen a la ‘construcción’ cíclica de la Sefiráh ‘Reinado’ (Maljut) del Mundo de la Emanación (Olám haAtzilut). Sin embargo, esas Cinco Bondades son de una naturaleza tal que -por sí mismas- obrarían de modo general y para todo el universo, y no estarían destinadas a llegar a cada alma o persona en particular. ¡Para que ello sea posible es necesaria la acción de las Cinco Severidades del ‘Anciano de los Días’, que separan  las Bondades para que puedan manifestarse ‘individualmente’!  Después de todo, el libro del Resplandor o Séfer haZohar nos enseña que en el ‘Anciano de los Días’ no hay un ‘pilar izquierdo o de la Severidad’ separado del ‘pilar derecho o de la Bondad’ –como pasa en el Árbol de la Vida a partir de la Sabiduría (Jojmáh) y el Entendimiento (Bináh)-. Podremos comprender esto mejor haciendo algunas analogías: a) nuestras manos nos son tan útiles para trabajar o escribir con ellas, gracias a que tenemos cinco dedos separados de nuestras palmas; b) del mismo modo, la lluvia es tan benéfica porque su enorme masa de agua está dividida en gotas, de otro modo al caer aplastaría a todo ser viviente sobre la tierra; c) la voz que surge del núcleo del aliento puede pronunciar a cada letra individualmente, gracias a los ‘cinco órganos fonatorios’: garganta, paladar, campanilla, lengua y dientes.
Como este año Rosh haShaná cae en el atardecer del 9 / 9 / 18 (¡A prepararse, son Números muy ‘fuertes’!) desde Nexo Cielo Tierra les deseamos a todos que puedan hacer un profundo ‘examen de consciencia’ y un balance del año que pasó, que puedan replantearse y –si es posible- corregir de todo lo que hicieron mal, o no debieron hacer, o deberían haber hecho pero no hicieron (es decir, que hagan su teshuváh), y QUE TENGAN UN AÑO BUENO Y DULCE: “LeShaná Tová Umetucá”.


martes, 4 de septiembre de 2018

Filón de Alejandría y Helena P. Blavatsky


Filón de Alejandría y Helena P. Blavatsky

Dr. Adolfo R. Ordóñez

En los comienzos del complejo movimiento religioso que luego se llamó ‘cristianismo’, sólo una proporción minoritaria de la población judía vivía en la llamada “Tierra Santa”. La mayoría  residía en la ‘diáspora’, y se habían dispersado alrededor del Mediterráneo y en la Mesopotamia (entre los ríos Tigris y Éufrates). Sin embargo, es muy poco lo que se puede deducir de los documentos o inscripciones y monumentos de la época. Y en algunos casos, como el de los judíos de Roma, Cartago o Antioquía, no nos ha llegado ningún texto literario que nos revele lo que pensaban y creían. La única ciudad que nos dejó mejor informados al respecto fue Alejandría, la ciudad fundada por (y para) Alejandro Magno. De hecho, hacia la época de Jesús, si sólo tomáramos en cuenta los elementos cuantitativos que conocemos, pareciera Alejandría, y no Jerusalén, la gran metrópoli de Israel. En ella se había desarrollado una copiosa y original tradición cultural judía. Esta se había constituido realizado un valioso esfuerzo de síntesis entre la ‘revelación’ y la mística judía y el pensamiento filosófico griego. Incluso esta singular combinación terminó por influenciar de forma decisiva a varios grupos de los primeros cristianos, tanto a los que fueron cristalizando la ‘ortodoxia’ eclesiástica, como a los que fueron luego llamados los ‘gnósticos’. Fue de esta fuente que surgió la versión griega de la Biblia, la Septuaginta (o versión ‘de los Setenta’, supuestamente provenientes de las doce Tribus de Israel). Las particularidades de esa
‘traducción’, obviamente, reflejan las preocupaciones y la mentalidad de quienes la produjeron. Trataron de eliminar los rasgos demasiado antropomórficos del texto hebreo, de restituir una imagen más ‘espiritual’ de Dios, y de hacerlo un Dios de todo el Universo, y no sólo del ‘pueblo elegido’. Reemplazaron conceptos o expresiones demasiado específicamente ‘semíticas’, con otros más generalmente conocidos tomados de la filosofía griega. Por tal motivo, la Septuaginta presentó el Judaísmo a los ‘gentiles’ y paganos de una forma que les resultaba más fácil de comprender. Pues bien, desde dentro de este vasto movimiento cultural, y como el representante más culto y distinguido del ‘judaísmo alejandrino’ (del que era practicante y creyente ‘con fe sincera’) surgió Filón (10 a.C. /48 d.C.). No sólo eso, sino que –aprovechando ciertos parecidos entre el idioma hebreo y el griego, que posibilitan mantener ciertas sutilezas cabalísticas ocultas tras el aspecto literal- y consciente de la importancia hermenéutica de las alegorías, metáforas y símbolos bíblicos, Filón nos dejó una obra muy valiosa, que ha sido en gran medida, conservada hasta nuestros días. A diferencia de muchos otros, Filón distinguía claramente entre el ‘espíritu’ y la ‘letra’ de la
Escritura –la segunda vivificada por el primero-, a los que comparaba con el alma y el cuerpo, diferentes pero solidarios. ‘La exégesis alegórica de Filón no se aplica solamente a las prescripciones de la Ley: engloba también las partes narrativas de la Biblia. La realidad de los personajes que en ella figuran no está en discusión, así como no lo está la obligación de observar los mandamientos. Pero, al par que figuras de la historia, son símbolos de cualidades morales o de verdades metafísicas. Adán es el alma que sucumbe a la tentación, representada por Eva; de su caída nace el orgullo –Caín
, y el bien –Abel se encuentra por ese hecho eliminado de la vida del alma; ésta puede, no obstante, elevarse de nuevo por el arrepentimiento –Enoc, la justicia –Noé, hasta la virtud, de la cual los grandes patriarcas representan cada uno un aspecto, y a la santidad total, figurada por Moisés.
El Dios del ‘espíritu’ de la Biblia es para él el mismo Ser Absoluto del que hablan los filósofos, sobre todo Platón, a quien califica de ‘grande’ y de ‘santísimo’.
“Entre Dios y el mundo sensible, Filón inserta toda una serie intermedia rigurosamente jerarquizada. Son los Lógoi, más o menos identificados con las Ideas platónicas como Arquetipos inteligibles de la creación, y a veces con los Ángeles, mensajeros o mandatarios de Dios. Por encima de los Lógoi, llamados también “Potencias” (dynámeis), se destaca el grupo de las cinco Potencias Mayores, también jerarquizadas (en orden ascendente):
1.     La Potencia que prohíbe lo que está mal
2.     El Mandamiento que prescribe lo que está bien
3.     La Misericordia
4.     La Potencia Regia
5.     La Potencia Creadora
Son como representantes de Dios en sus relaciones con la humanidad y el mundo. Ellas son las que obran, por cuenta de Dios, en la historia bíblica, y se manifiestan en las teofanías relatadas por el texto sagrado.
En la cúspide de esa pirámide de los seres se sitúa el Logos. Es, sin duda, el más encumbrado, el más cercano a Dios, de todos los Lógoi individuales. Pero es también una suerte de Ser Colectivo que los engloba a todos y del que todos han emanado individualmente. Asimismo engloba a todos los seres, pues es propiamente el principio y el órgano de la creación y de la conservación del universo, enteramente salido de él. Filón lo llama el Primogénito de Dios, el más antiguo de los Ángeles, imagen de Dios. Hasta lo designa como Dios  (Θεόζ) pero sin el artículo que califica al Ser Perfecto (ό Θεόζ). Partícipe de la naturaleza divina, pero sin embargo inferior a Dios, ‘ha recibido el don insigne de mantenerse en la frontera para separar la creación del Creador. Intercede sin cesar ante el Incorruptible por la naturaleza mortal y frágil, y es enviado por el Señor al servidor. No es inengendrado como Dios, ni engendrado como nosotros, sino intermedio entre los extremos, en comunicación con uno y otro’ [Heres, 205-206]. Entre él y el elemento espiritual del alma humana hay un lazo de consustancialidad. Instrumento de la creación, también a través de él se opera el retorno del alma hacia Dios: ‘Si todavía no somos capaces de ser considerados como hijos de Dios, al menos podemos serlo de su imagen sin forma, el Santísimo Logos’ [De conf. ling., 147].” [Las sectas judías en el tiempo de Jesús, Marcel Simon, EUDEBA (Editorial Universitaria de Buenos Aires), 1962, Cuaderno 68, págs. 44-45]

Las profundas relaciones con “La Doctrina Secreta” de Helena P. Blavatsky,
también muy platónica, y su concepto del Absoluto,  el Logos ‘colectivo’, y los Logoi o las Jerarquías Creadoras son muy evidentes. Como se comprenderá, no podemos resumir toda esta metafísica aquí (pero remitimos a los interesados a leer el ‘Proemio’, y sobre todo el ‘Resumen’ del Volumen I de la citada obra, para tener una presentación lo más sintética y clara posible). Sólo hemos de acotar, respecto de la cinco ‘Potencias Mayores’ de Filón, que ella habla de ‘Doce Jerarquías Creadoras’, de las cuales hay cuatro completamente ‘liberadas’, correspondientes a los Signos Zodiacales de Géminis, Tauro, Aries y Piscis, en orden ascendente, y una quinta –la del signo de Cáncer– [H. P. Blavatsky Collected Writings, Vol. XII, 643; Para la relación de las Jerarquías con los signos zodiacales, ver Astrología Esotérica, y Tratado sobre Fuego Cósmico, Alice Bailey] que permanece como Sacro-Oficio intermediando para las otras siete –desde Leo hasta Acuario- que aún se hallan sujetas a las Leyes Kármicas de la Manifestación. De éstas últimas, la primera es llamada ‘El Primogénito’, a la que se le asocia el Número 1065, los mismos números que tienen las letras del Tetragrama judío y el Brahma-Prajapati varón y hembra de la India [La Doctrina Secreta, H. P. Blavatsky, Volumen I, Comentarios a la Estancia IV, Sloka 3]





lunes, 21 de mayo de 2018

El FOHAT de H. P. Blavatsky y el Poder del “TZUR TAK” de la Kabaláh


El FOHAT de H. P. Blavatsky y el Poder del “TZUR TAK” de la Kabaláh
Adolfo Ramón Ordóñez

La ‘Doctrina Secreta’ de H. P. Blavatsky y la ‘Creación de la Nada’ concebida e interpretada por la Kabaláh
         
Según H. P. Blavatsky, y muchísimos otros serios pensadores en estas cuestiones filosóficas, de la nada nada puede surgir: ‘exnihilo nihil fit’, y por ende, no existe algo que pueda ser considerado como una ‘creación de la nada’, por más que así lo afirmen tantos religiosos y teólogos.

Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891)

         Y, si hemos de tomar las palabras ‘creación’ y ‘nada’ en sus significados más comunes y triviales, estaríamos completamente de acuerdo. Pero si lo que nos interesa es el ‘esoterismo’, y tomamos en cuenta que éste intenta trasmitir verdades muy profundas pero veladas tras las apariencias externas del lenguaje, debiéramos ser más cautos.

Según la Kabaláh, por ejemplo, la Ilusión de una separatividad absoluta, y de la existencia completamente independiente (de ‘Algo’ o ‘Alguien’) que ha emanado de la Esencia Divina, no pudo producirse de la Ideación Pre-cósmica irradiada de dicha Esencia, y por ende, cabalísticamente se acepta que debió ser –de algún modo- creada “de la Nada”.
Y hay aquí un “misterio”, que está relacionado con lo que en la Kabaláh se llama la Creación de la Nada. ¿La verdadera creación ‘ex nihilo’, o de la nada, no podría –por ejemplo- ser un ‘Maya’, en el sentido de ser el Poder o Shakti creador de una “ilusión” en las conciencias manifestadas? Pues está claro, y eso sí es aceptable, que algo que no tiene ‘consistencia real’, puede ser “creado de la nada”. Por ejemplo, uno puede creer que está enfermo, sin estarlo realmente. Una ilusión sí puede surgir “de la nada” en el sentido trivial y literal del término. En todo caso, este tema de la “Creación de la Nada” de la Teología judía, que siempre ha sido objeto de severas críticas, debería ser ‘repensado’ con más cuidado y respeto, y considerado desde otros ángulos, sobre todo ahora que tanto hemos aprendido de la “realidad virtual”, y de la posibilidad de que el Cosmos mismo sea un Holograma, hasta el punto de constituir hoy día una respetable ‘Teoría Cosmológica’. 
También hay otras formas ‘lógicas’ de entenderlo. Así, un físico moderno, pensando en la Mecánica Cuántica, podría hoy pensar las ‘formas-ideas’ en término de ‘estados-funciones de onda’, y la ‘materia’ como el resultado de los ‘colapsos’ de las funciones de onda, como los ‘corpúsculos’ o los quanta. O bien, considerar que en la Teoría Cuántico-Relativista de Campos, se explica la materia como emergiendo a partir ‘de un estado de vacío de los campos’ por la acción de ‘los operadores de creación y de destrucción de partículas’. ¿Es eso tan ‘absurdo’? Un cabalista, traería aquí a colación la famosa guematría de: Dios o ‘Elohim’ = 86 = La Naturaleza = ‘HaTeva’ =  הטבע, que incluye, vía la ‘Hei’ inicial, al Aliento Divino sobre la faz de ‘las Aguas’.
Ahora bien, a fin de convencernos de que los sabios judíos –a los que hemos de recurrir si queremos entender las ‘doctrinas’ judaicas, y no a los menos capacitados- tenían en mente algo más profundo y sutil que la tontería que pretenden los exotéricos,  consideremos lo que explicó [Séfer Ietziráh 1: 14, Aryeh Kaplan, Ed. Mirach, Madrid, 1994, p. 119] el Arí (Rabí Itjak Luria): en la Kabaláh hay dos tipos diferentes de ‘nada’. Un primer tipo, ‘el menos incomprensible’, es Áin (אין) que se aplica a la Sefiráh Keter. Permutando sus tres letras, se obtiene Aní = Yo, lo cual ya nos está sugiriendo el intento de velar una concepción subyacente nada trivial, y similar al ‘Nirvana’ budista, del ‘Yo’ que finalmente se sumerge en ‘un tipo de Nada’. Y el segundo tipo, que está ‘completamente fuera del alcance de nuestra mente’, es el que se aplica al Ein Sof, al Ser Infinito más allá de Keter, que es Éfes (אפס), y se suele traducir por ‘Nada Absoluta’, ‘Cero’, ‘Fin’, ‘Extremo’, ‘Término (de todo lo que existe)’. 
Según el gran cabalista sefaradí Rabí Moshé Ben Najmán (Najmánides, apodado 'el Ramban', 1194-1270), lo único que fue ‘creado-traído de la Nada Absoluta’ fue el hiulí, término similar al ‘hylé’ o ‘Materia Primordial’ de los griegos, ‘el primer estado de la existencia’, un Elemento intangible y sutilísimo, la ‘potencialidad preparada para hacer aparecer una forma y proceder de lo potencial a lo concreto’. 


Pero –según Najmánides- después del hiulí, nada más fue ‘creado de la Nada Absoluta o No Existencia’, sino que todo fue formado y hecho a partir de dicho Elemento. “Luego de crear esta materia prima, Él no creó más, sino que formó e hizo de ella. Todo lo trajo de ella, le dotó de formas y luego lo perfeccionó”. [“Acerca del Estudio del Jasidismo”, editado por JABAD LUVABITCH ARGENTINA, Buenos Aires, 2da. Edición corregida, 1983, Nota N° 58]
Así pues, según la Kabaláh, el Divino “Diseño o este Pensamiento, se vio materializado ‘ex nihilo’ a través de un Poder Especial que no se encuentra en las Sefirot, llamado por el Séfer Ietzirá: Tzur Tak [‘acabado o perfeccionamiento de la forma’]. Sin este Poder, el Diseño habría permanecido en el Pensamiento de las Sefirot y no se habría llevado a cabo. Esto ocurre porque las Sefirot pueden emitir únicamente lo que ellas son, es decir, poderes espirituales, pero no una realidad de entes separados”.  [“El canto del Alma”, Rabí Iejiel Bar Lev, Ediciones Obelisco, Barcelona, 2003, pág. 213]
Luego, las 10 Sefirot sólo contienen la Ideación o “Diseño” de todas las cosas. Y para que una Forma-Idea de la Ideación Precósmica pueda ‘venir a la existencia’, en el sentido de pasar de la esencia-potencial a la existencia-concreta, hace falta un Poder Especial del Eterno.
Entonces, para que existan -tal como los conocemos- tanto el Mundo como nosotros los hombres, capaces de experimentar la materialidad más ‘opaca’ a la Luz Divina, y la separación más completa, son necesarios tres aspectos: 1) la Ideación Divina, 2) el Hiulí, y 3) un Poder Especial del Ein Sof -que luego es trasmitido vía el Rayo de Luz o “Kav”, al Adam Kadmón y al Tetragramaton-, llamado “Tzur Tak”. Además, todo fue formado y hecho a partir de la Materia Primordial, y no ‘creado de la Nada Absoluta’, como suele malinterpretarse.
         Y si lo meditamos un poco (aún sin saber ni un ápice de física cuántica), es natural que la mera planificación de una Forma-Idea (morfé) no baste para dejarla plasmada en la ‘Materia Prima’. También es necesario un ‘Poder Plasmador’ relacionado con una especie de ‘Voluntad Cósmica’, que –además- debe ser capaz de ‘Saber’ si dicha Idea está ‘sincronizada’ con Todo el resto del Universo. Lo mismo que decimos del Macrocosmos, podemos repetirlo para el microcosmos humano: nuestros ‘planes’ para la vida en este plano de materia no son suficientes, sin un Poder o Destino favorable, nada ocurrirá. Es como una ‘frustración de quedarnos sin nada’. Como dijo el General José de San Martín: "Serás lo que debas ser, o si no nada". 
Ahora quisiéramos relacionar lo anterior con uno de los más grandes y difíciles ‘misterios’ dejados -esta vez- por H. P. Blavatsky: el de lo que en tibetano se llama ‘Fohat’.

“El Espíritu (o Conciencia) y la Materia, sin embargo, deben ser considerados, no como realidades independientes, sino como los dos símbolos o aspectos de lo Absoluto, Parabrahman, que constituyen la base del Ser condicionado, ya sea subjetivo, ya objetivo.
El Universo Manifestado, por lo tanto, está informado por la dualidad, la cual viene a ser la esencia misma de su Ex-istencia como manifestación. Pero así como los polos opuestos de Sujeto y Objeto, de Espíritu y Materia, son tan sólo aspectos de la Unidad Una, en la cual están sintetizados, así también en el Universo Manifestado existe “algo” que une el Espíritu a la Materia, el Sujeto al Objeto.
Este algo, desconocido al presente para la especulación occidental, es llamado Fohat por los ocultistas. Es el “puente” por el cual las Ideas que existen en el Pensamiento Divino pasan a imprimirse sobre la sustancia Cósmica, como Leyes de la Naturaleza. Fohat es así la energía dinámica de la Ideación Cósmica; o considerado bajo su otro aspecto, es el medio inteligente, el poder directivo de toda manifestación, el Pensamiento Divino trasmitido y hecho manifiesto…”
[“La Doctrina Secreta”, vol. I, Proemio, Ed. Kier, Buenos Aires, 1962, p. 80]
Siendo Fohat uno de los más, sino el más importante carácter de la cosmogonía esotérica, debe ser minuciosamente descrito. Así como en la cosmogonía griega más antigua, que difiere por completo de la posterior, Eros es la tercera persona de la trinidad primitiva, Caos, Gaea, Eros [que corresponde a la Trinidad kabalística: Éin Sof, el Todo Sin Límites (pues Caos es el Espacio, de χαίνω, abrir por completo, estar vacío), Shejináh y El Anciano de los Días o el Espíritu Santo], del mismo modo Fohat es una cosa en el Universo aún sin manifestar, y otra en el Mundo fenomenal y cósmico. En el último, es el poder oculto, eléctrico y vital, que bajo la Voluntad del Logos Creador une y relaciona todas las formas, dándoles el primer impulso, que se convierte con el tiempo en ley. Pero en el Universo Inmanifestado, Fohat ya no es esto, como Eros no es el ulterior y brillante Cupido alado, o el Amor. Fohat nada tiene todavía que ver con el Cosmos, puesto que éste no ha nacido, y los Dioses duermen aún en el seno del “Padre-Madre”. Es una idea abstracta y filosófica. No produce todavía nada por sí mismo; es sencillamente el poder creador potencial, en virtud de cuya acción el Nóumeno de todos los fenómenos futuros se divide, por así decirlo, sólo para reunirse en un acto místico suprasensible y emitir el Rayo creador. Cuando el “Hijo Divino” [el Universo Ideal] se destaca, entonces se convierte Fohat en la fuerza propulsora, en el Poder activo, que es causa de que el Uno se convierta en Dos y en Tres (en el plano cósmico de la manifestación). El triple Uno se diferencia en los Muchos, y entonces Fohat se transforma en la fuerza que reúne a los átomos elementales, y hace que se agreguen y combinen. Hallamos un eco de estas enseñanzas antiquísimas en la primitiva mitología griega.” [“La Doctrina Secreta”, vol. I, Comentarios (2) A la Estancia V, Ed. Kier, Buenos Aires, 1962, pág. 151-2]


viernes, 23 de marzo de 2018

Curso Inicial de Astrología





CURSO INICIAL DE ASTROLOGÍA


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Temario:
 
Introducción:
La Astrología como Lenguaje Simbólico. La órbita elíptica de los planetas y la relación con los procesos conscientes e inconscientes. Proceso de Individuación. Los Arquetipos (en Luz y en Sombra). Noción de Arquetipo Psicoide y la Ley de Sincronicidad. ¿La Psique es subjetiva u objetiva? Ley de Analogía y Principio de Correspondencia.

Unidad 1:
Los 12 signos zodiacales. Función arquetipal característica. Cualidades psicológicas. Zona corporal de regencia. Flor de Bach asociada. Manifestaciones integradas o en sombra de cada signo. Ejemplos prácticos y ejercicios vivenciales.
Unidad 2:

 
Diferencia entre la función arquetípica de los Signos y de los Planetas.
Función arquetipal de cada uno. Sus expresiones integradas a la conciencia, y las manifestaciones sombrías o compulsivas. Ejemplos prácticos y ejercicios vivenciales.

jueves, 22 de marzo de 2018

Equinoccio de Primavera


Equinoccio de Primavera

 Patricia Fernández Acosta






Entre el 22 y el 23 de Setiembre, ocurre el ingreso del Sol por el primer grado de Libra , produciéndose un Equinoccio en nuestro planeta.

Hay dos equinoccios anuales. Uno, cuando el Sol cruza el 0° de Aries, y el otro, cuando cruza el 0° de Libra.
'Equinoccio', es una palabra que deriva del latín, de 'aequinoctium' (aequus nocte), "noche igual (al día)".

Los equinoccios son puntos críticos anuales. La palabra 'crítico', tiene la misma raíz de 'cruce' y de 'crisis'. Y sí, efectivamente, los equinoccios son puntos de cruce, pues es el momento del año en que el Sol forma un eje perpendicular con el ecuador y en el que la duración del día es igual a la de la noche en toda la Tierra. En el hemisferio norte, da lugar al comienzo del Otoño. Y en el hemisferio Sur, da lugar al comienzo de la Primavera.
La Primavera implica simiente, germinación. Es una época propicia para sembrar proyectos, para iniciar planes a largo plazo.
El Otoño es un período oportuno para las concreciones, las realizaciones, para que algo alcance el Zénit, o culminación (1). Y también, para -como toda culminación-, iniciar la mengua, la declinación. Por eso el otoño nos inivita a soltar lo viejo, lo anquilosado, aquello que no cumpla ninguna utilidad en nuestras vidas.

Con la Primavera en el hemisferio Sur , llega día a día un incremento progresivo de la luz solar y todo lo que esto implica. En las dimensiones anímicas, se fortalece la conciencia como faro de la psique, como el poder de ir iluminando los procesos inconscientes e irlos integrando en la cara más externa de nuestra psique. También irán in-crescendo la influencia de las fuerzas 'racionales', quiero decir, las funciones tradicionalmente consideradas por Occidente como ordenadoras y analíticas en el pensamiento.


Con el Otoño en el hemisferio Norte, día a día sentiremos cómo disminuye la luz que tuvimos en verano y va dando paso a la prolongación de la noche. Las fuerzas de lo Inconsciente avanzan sobre la conciencia, bañando sus fronteras, y estimulándonos a abrirnos a ese mundo mítico, simbólico, polisémico. Se correlacion con  nuestro lado femenino, más onírico, más abierto a la inspiración, a la intuición, y la receptividad de fuerzas provenientes de otros órdenes y dimensiones.
El orbe o período en que sentimos el efecto energético de los equinoccios, es de tres días: el día anterior, el día en sí en que se produce el cruce, y el siguiente. Como implica un equilibrio inusual entre las dualidades, (día/noche, yin/yang, femenino/masculino, activo/receptivo, luz/oscuridad, inspiración/espiración, sístole/diástole, sistema nervioso simpático/ sistema nerviosos parasimpático, Cielo/ Tierra, etc.), puede que nos sintamos alterados anímica o energéticamente; pues nuestro organismo no sabe a qué aspecto de la dualidad responder... De ahí el 'cruce', de ahí, la 'crisis'.
En un alcance luminoso, los equinoccios son los momentos más oportunos para cosntruir puentes entre las dualidades, para trascender 'grietas' y 'divisiones'. Intentemos meditar
en estos días, para facilitar esta función pontificia. 


Desde una perspectiva más amplia, a lo largo de un año hay cuatro puntos críticos. El solsticio de invierno, el equinoccio de primavera, el solsticio de verano, y el equinoccio de otoño. Cada uno de estos puntos da lugar al inicio de una estación y a la finalización de otra. Con el solsticio de invierno inicia el invierno.
El equinoccio de primavera inicia la primavera, y así siguiendo.
Desde una perspectiva espiritual, se enseña que en cada punto crítico hay un cambio de Entidades Regentes: las entidades dévicas o angélicas rigen alguna de las cuatro estaciones. Esto viene acompañado con un cambio en el clima, un cambio en la circulación de la energía, un cambio en el predominio de los cuatro elementos, y por lo tanto un cambio en toda la naturaleza incluida nuestra naturaleza humana.
Por ejemplo, en verano predomina el elemento fuego, colaborando con la expresión máxima de la energía vital, y por supuesto , los espíritus de la naturaleza asociados a éste (las salamandras). En el invierno predomina el elemento agua, pues colabora en la disolución de las formas, (y los espíritus de la naturaleza asociados a este elemento , las ondinas).

Nuestros cuerpos y nuestra vida anímica tienen que adaptarse a estos cambios, por eso en los cuatro puntos críticos anuales es aconsejable estar tranquilos, para poder acompañar los cambios, concientizándolos.
Mis cariños a todos.

Nota: (1) La 'Plenitud' expresiva en el nivel físico se alcanza durante el Solsticio de Verano. Una analogía del mismo en la vida humana se relaciona con la plenitud física que denominamos 'la flor del a juventuid'. La 'culminación' vinculada al Equinoccio de Otoño, incorpora la plenitud anímica, espiritual que sólo adviene con la madurez y el aprendizaje atravesado a través de las diferentes etapas vitales. Estaría vinculada al Arquetipo del 'Sabio' en Psicología Junguiana y Post Junguiana.









miércoles, 3 de enero de 2018

Carta Natal y Álgebra (Parte V)

Carta Natal y Álgebra (Parte V)
Adolfo R. Ordóñez

“Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph. Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato; empieza aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?................vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna en el espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo.”
Jorge Luis Borges, “El Aleph”



Las Álgebras Astrológicas y los Avatares
     
Seguramente, muchos lectores de las Partes I a IV de esta serie de trabajos se habrán preguntado por la 'practicidad' de semejantes sincronicidades astrológicas extragalácticas como las que he planteado. En esta quinta parte trataré de abordar esta delicada cuestión. 
Pero de entrada, diré que existen tres respuestas diferentes:
1) La más importante -para nosotros- es el interés 'teórico' de la 'inteligibilidad' (por mínima que fuese) metafísica y psicológica (en sentido esotérico) que posibilita. 
2) Además, existen obras de Psicología Analítica [por ejemplo, ver Pierre Solié "Sincronicidad y unidad del mundo"] que relacionan al desarrollo Cosmológico desde el Big Bang hasta nuestros días, y el Proceso de Individuación  de Jung. En particular, con los Arquetipos del 'Unus Mundus' y del 'Selbst' (o del 'Self').
Es de éstas dos de las que, efectivamente, me ocuparé.
3) La verdadera 'practicidad' está reservada sólo para ciertos Grandes Adeptos especializados en la Astrología Esotérica. Por ejemplo, en su aplicación a la vida y al trabajo que deben desarrollar los diferentes Iniciados de la Logia Blanca, o en la determinación de los Ciclos Cósmicos pasados y futuros en relación con la Humanidad y el movimiento de las estrellas de la constelación de la Osa Mayor, etc.

Con respecto a 1) y a 2), es importante aclarar lo mejor que me sea posible, el tema de los Avatares o ‘Encarnaciones Divinas’ del Logos, que es muy difícil y misterioso. En el “Bhagavad Gita” de la India, dice Krishna (representando al Logos o Verbo Encarnado): 


Muchas encarnaciones he dejado Yo tras Mí, y muchas dejaste tú, ¡Oh Arjuna! Pero Yo las recuerdo a todas, en cambio tú no recuerdas las tuyas ¡Oh Parantapa!
Aunque soy el nonato e imperecedero Ser, el Señor de todos los seres y cobijo a la Naturaleza, que es mi dominio, también nazco por virtud de mi propio Poder. Cuandoquiera que la rectitud desmaya, ¡Oh Bharata! Y cobra bríos la iniquidad, entonces renazco. Para proteger a los buenos, confundir a los malos y restaurar firmemente la Justicia, renazco Yo, con esa intención, de edad en edad, en cada Yuga. Quien así conozca Mi divino nacimiento y Mis acciones divinas, ya no volverá a nacer cuando deje el cuerpo, sino que a Mi se unirá ¡Oh Arjuna!”.

A fin de llegar a una concepción lo más clara y general posible, y siguiendo las enseñanzas del Maestro Tibetano D.K. 


(en “Tratado sobre Fuego Cósmico”, Alice Bailey, pp. 580-586), digamos que existen muchos Tipos (o Niveles) de ‘evoluciones espirituales’ para las Entidades que están pasando, o han pasado hace más o menos ‘Mahamanvántaras’ universales (de ¡15 cifras de años humanos!) por la autoconsciencia, o sea por la condición humana. 
Y se nos dice (Ídem p. 581) que: ¡Algunas Entidades lo han hecho hace nada menos que miles de Mahamanvántaras, de tal modo que nuestra condición y conciencia relativamente a Ellas, es similar a la que tendría un átomo frente a nosotros!  Por lo tanto, hay muchos Niveles después de pasar por la autoconciencia: el Humano, el Planetario, el Interplanetario, el Solar, el Cósmico (en cierto sentido ‘técnico’, que no viene al caso detallar aquí, etc.).  Cuando una de esas Entidades, luego de muchas encarnaciones, ha trascendido uno de esos ‘Niveles’, se dice que alcanza la ‘Liberación’ (la relativa a ese Nivel), de tal modo que todos los ‘Aprendizajes’ que el mismo tiene para ofrecer ya están ‘Asimilados’. Entonces, esa ‘Entidad’ adquiere el derecho de actuar como Avatar en ese Nivel, y así adquiere el poder de descender nuevamente al mismo (del que ya nada tiene que aprender), pero esta vez como ‘Rayo de Gloria Refulgente’, y realizar así un Sacro-Oficio consistente en aplicar cierto tipo de Energía Espiritual a la Sustancia del Nivel a fin de lograr ciertos efectos previsibles. Sus actuaciones en todos los Niveles permiten la máxima manifestación, en un ‘cuerpo físico denso’ (el cual varía según el Nivel del que se trate) de un Logos Planetario, Solar, etc. (T.F.C., 586), así como ‘la coordinación inteligente de los Cielos estelares’ (T.F.C., 581). Es muy significativo que esta 'máxima manifestación en un cuerpo físico denso' es lo que buscaba Sri Aurobindo, expresándolo como el Propósito de la Supramente descendiendo a la mente, la vitalidad y el cuerpo (además de nuestro cuerpo físico denso, estos 'tres mundos' o planos, constituyen los tres 'subplanos cósmicos' del Cuerpo Físico Denso del Logos Solar). También según la Kabaláh, el Eterno quiso crear este mundo físico denso porque 'quiso morar aquí' (como la 'Shejináh' o Divina Presencia, derivada del vocablo hebreo 'mishján', o 'morada'), de ahí que la Creación halla 'terminado' en este último mundo (pues uno 'para de trabajar' cuando ha llegado a su objetivo).
Se comprenderá que, en consecuencia, hay: 

a) ‘Avatares Cósmicos’ y ‘Avatares Solares’ (que se han liberado de los dos Planos Cósmicos inferiores (el Plano Físico Cósmico, del que nuestros 7 ‘Planos’ son sólo ‘subplanos’; y el Plano Astral Cósmico). Este Tipo de ‘Encarnaciones Logoicas’ fueron siempre identificadas con la Divinidad misma, o con alguna de las tres ‘Personas’ de ‘La Santísima Trinidad’ –y es entendible por su incomparable Condición Espiritual respecto de nosotros-; 

b) ‘Avatares Interplanetarios’ y ‘Avatares Planetarios’ que sólo se han liberado del Plano Físico Cósmico (con sus 7 ‘subplanos’, que son nuestros 7 Planos, desde el plano físico hasta el Ádico); y 

c) ‘Avatares Humanos’ que se han liberado de los 5 ‘subplanos’ inferiores del Plano Físico Cósmico (nuestros 5 Planos, desde el físico hasta el Átmico). 

Sólo de estos últimos b) y c) habló H. P. Blavatsky en “La Doctrina Secreta” (vol. I, Estancia VII, Sloka I) haciéndolas corresponder, al nivel b) a las 5 primeras de las 12 Jerarquías Creadoras. En particular, se refirió al c) al principio del vol. VI (de la edición de Editorial Kier, en castellano). Allí mencionó, entre otros ‘Avatares humanos’ a Krishna, a Buddha y a Cristo (Véase también ISV vol. IV, pp. 272-276). Y como ‘Avatar Planetario’ sólo al ‘Observador Silencioso’, el ‘Iniciador Uno’ (vol. I, Comentario 7 a la Estancia VI) al que suele identificar (por razones esotéricas en las que no entraremos) con el Sanat Kumara (Melquizedek en la Biblia, a Quien Abraham entrega el diezmo luego de luchar con los ‘Reyes de Edom’, y con Quien realiza la ‘comunión del pan y el vino’ según el Antiguo Testamento; y según el Nuevo Testamento, en la Epístola a los Hebreos de San Pablo 7, Cristo fue hecho ‘Sumo Sacerdote’ a perpetuidad, ‘a semejanza de Melquizedek’. ¿Qué quiere decir esto, si no se lo entiende esotéricamente?
El Maestro Tibetano D.K. nos dejó también la sugerencia (Ídem 583) de que Cristo, además de haber sido un ‘Avatar Humano’, fue una vasija (de entre muchas) para un ‘Avatar Solar’ -que se manifestó en particular, aunque no solamente, entre nosotros- con motivo de un incremento en la actividad del centro cardíaco de nuestro Logos Planetario-. Él habría sido la Causa (si estoy en lo correcto) del progreso acelerado –y jamás igualado- (“Tratado de los Siete Rayos”, Alice Bailey, Tomo II, ‘los Cinco Grupos de Almas’, p. 170) de la Mónada-Alma ‘del futuro’ Cristo, debida a su ‘Sagrado Corazón’ que resonaba con el de tan Elevado Avatar que, como ya aclaramos, podemos identificar con ‘Vishnú’, ‘el Hijo’ o ‘2° Persona de la Trinidad Cristiana’ (o Aspecto de Amor-Sabiduría’) a todos los efectos prácticos que nos conciernen, dado lo inconcebible de su elevación espiritual en relación a nosotros, aunque no sea el Principio Infinito o lo Absoluto mismo –sino ‘sólo’ un Rayo del Logos Solar, velado por el Observador Silencioso, “Astrología Esotérica”, Cuadro de las 12 Jerarquías Creadoras, pág. 30-. En efecto, la Mónada ‘del futuro’ Ungido o Cristo –siempre según D. K.- se individualizó en la Lemuria de nuestra ‘Cadena Terrestre’ (la civilización anterior a la Atlántida) y, sin embargo, muy pronto se acercó al progreso del Buddha, individualizado en un ciclo y una época muy anterior,  en la ‘Cadena Lunar’, previa a la actual ‘Cadena Terrestre’. Este Avatar Solar –según D.K.- también fue responsable del incremento en la amorosa ‘actividad del corazón’ –en relación al reino humano- y a la consecuente apertura del ‘Portal de la Iniciación’ para muchos seres humanos. En todo caso, tenemos aquí una forma lógica y esotérica de comprender la exotérica ‘doctrina’ del carácter ‘humano-Divino’ del Cristo. Así como podremos vislumbrar la trascendental relación entre el Ein Sof (Infinito) y Adonai (el Señor); o lo que es lo mismo, entre el Parabrahman e Ishvara.

Astrología, Álgebras Encajadas y Avatares

En las Partes anteriores de este trabajo, hemos mencionado que la geometría de una ‘Carta Natal’ ordinaria se corresponde ‘cartesianamente’ con un ‘Álgebra Natal’, y que nos ha sido trasmitido por Grandes Seres (por ejemplo, por el Maestro Tibetano D. K., a través de Alice Bailey, y su libro “Astrología Esotérica”) que con la ‘Maduración Espiritual’ -o ‘Evolución Iniciática’- de cada Ser en el vasto Cosmos, tanto en lo espacial como en lo temporal, van cambiando los ‘Astros’ más profundamente ‘sincronizados’ (en el sentido de Carl Jung), o ‘entrelazados’ (en el sentido de la Física Cuántica) con su Vida. Ello se traduce en una expansión del ‘Álgebra de su Vida’, hasta ir formando una torre de subálgebras ‘encajadas’ (de las cuales puede haber varias…)
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Ahora quisiéramos vincular esa información abstracta con algo muy esotérico y espiritualmente muy importante: El misterio del Advenimiento sobre y entre nosotros (y el Cosmos) de la Jerarquía de los diferentes tipos de Avatares o “Encarnaciones Divinas”.
Antes de poder tener siquiera un ‘vislumbre’ de tan Trascendente Asunto, debemos comprender ciertas doctrinas esotéricas referentes a cómo ‘el Principio Infinito’ ha devenido en las manifestaciones de los ‘Poderes Finitos’  que nos cobijan, aparentemente, mediante la ‘acción finitizante’ de un ‘Yoga-Maya’ del Brahman (como se llama en la Sabiduría de la India, clarificada por la Magna Obra de Sri Aurobindo; o lo que es muy similar, mediante los numerosos ‘Tzimtzumím’, o ‘contracciones-ocultamientos’, ‘finitizantes’ del Or Ein Sof, o ‘Luz Infinita’ de la Kabaláh caldeo-hebrea). [Recomendamos si se desea mayor claridad, ver los tres vídeos sobre ‘Kabaláh y Doctrina Secreta’, en YouTube de nexocielotierra]


Recordando el ‘poder conceptualizante’ de los mathemas, que explicamos en la Parte III, veremos que, desde el punto de vista del mathema ‘algebraico’ arriba mencionado, lo anterior, se puede concebir como un pasaje o ‘contracción’, desde la Desconocida Álgebra ‘Tav’, hasta la conocida ‘Álef’, o bien, usando el griego, desde la Desconocida Álgebra ‘Omega’, hasta la conocida ‘Alfa’ nuestra. Es posible, incluso, detallar más este ‘Yoga-Maya’ auto-ocultante de lo Infinito en lo finito.
Recordemos que en cada una de estas Álgebras, operaba un ‘corchete de Lie’ [A, B]. Ahora bien, una ‘estructura de álgebra’ implica la existencia de una ‘estructura de espacio vectorial’ subyacente, con una ‘suma de vectores’  A1+A2 , y un ‘producto de escalares por vectores’, (a+ib)A. Los 'escalares' son números complejos, del tipo a+ib, donde a y b son números reales, y donde i = √-1 es la 'unidad imaginaria' que representa un giro de 90° en sentido antihorario en el plano de los puntos de coordenadas (a, b).  El efecto de este producto es hacer girar al vector A por dicho plano, el de coordenadas (a, b), lo cual hace variar los ángulos entre los vectores (o los 'aspectos' entre los Astros correspondientes). Es decir, que tiene también, además del producto-corchete, otras dos operaciones algebraicas. Se demuestra que cada espacio vectorial puede tener dimensión finita o infinita. En cualquier caso, existe una ‘base’ de vectores, A1, A2 ,…, An  dónde n es un ‘número cardinal’ finito o infinito, según sea la dimensión. Que esos vectores sean una base, significa que cada operador (o vector) A del Álgebra, se puede escribir como una única ‘combinación lineal’ del tipo:
A = a1 A1 + a2 A2 + …+ an An
B = b1 A1 + b2 A2 + …+ bn An
En particular, cada ‘operador producto’
D = [A, B] = d1 A1 + d2 A2 + …+ dn An
De donde se ve que los dk  son números complejos que son funciones (o sea, que dependen de) los números complejos ai y de los bj.
Por la misma razón, se tiene (para ciertos números complejos ckij con i,j,k variando de 1,...,n, llamados las 'constantes de estructura del Álgebra')
[Ai, Aj] = c1ij A1 + c2ij A2 + …+ cnij An = Dij
Luego, cada [Ai,  ] puede concebirse como una función o en un holomovimiento dentro del Álgebra, que transforma o ‘mueve’ cada Aj (e incluso cada B) en otro operador Dij.
Además, añadiendo cada vez más 'constantes de estructura' ckij no nulas, lo que implica aumentar la dimensión del espacio vectorial, iremos obteniendo álgebras cada vez más inclusivas.
Y recíprocamente, anulando (haciendo valer 0) a las últimas constantes, produciremos el efecto de ir ‘contrayendo’ el Álgebra desde Tav (u Omega) hasta Álef (o Alfa). ¡El Infinito parece ‘reducirse’ a lo finito! Pero, en realidad, es una ilusión, pues basta darle valor no nulo a las últimas constantes, las que llegan hasta infinito, para recuperar la Infinitud.
En verdad, puede decir un Avatar: “Yo soy el Alfa y la Omega”.

OM - OM - OM