miércoles, 3 de enero de 2018

Carta Natal y Álgebra (Parte V)

Carta Natal y Álgebra (Parte V)
Adolfo R. Ordóñez

“Cerré los ojos, los abrí. Entonces vi el Aleph. Arribo, ahora, al inefable centro de mi relato; empieza aquí, mi desesperación de escritor. Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten; ¿cómo transmitir a los otros el infinito Aleph, que mi temerosa memoria apenas abarca?................vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna en el espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo.”
Jorge Luis Borges, “El Aleph”



Las Álgebras Astrológicas y los Avatares
     
Seguramente, muchos lectores de las Partes I a IV de esta serie de trabajos se habrán preguntado por la 'practicidad' de semejantes sincronicidades astrológicas extragalácticas como las que he planteado. En esta quinta parte trataré de abordar esta delicada cuestión. 
Pero de entrada, diré que existen tres respuestas diferentes:
1) La más importante -para nosotros- es el interés 'teórico' de la 'inteligibilidad' (por mínima que fuese) metafísica y psicológica (en sentido esotérico) que posibilita. 
2) Además, existen obras de Psicología Analítica [por ejemplo, ver Pierre Solié "Sincronicidad y unidad del mundo"] que relacionan al desarrollo Cosmológico desde el Big Bang hasta nuestros días, y el Proceso de Individuación  de Jung. En particular, con los Arquetipos del 'Unus Mundus' y del 'Selbst' (o del 'Self').
Es de éstas dos de las que, efectivamente, me ocuparé.
3) La verdadera 'practicidad' está reservada sólo para ciertos Grandes Adeptos especializados en la Astrología Esotérica. Por ejemplo, en su aplicación a la vida y al trabajo que deben desarrollar los diferentes Iniciados de la Logia Blanca, o en la determinación de los Ciclos Cósmicos pasados y futuros en relación con la Humanidad y el movimiento de las estrellas de la constelación de la Osa Mayor, etc.

Con respecto a 1) y a 2), es importante aclarar lo mejor que me sea posible, el tema de los Avatares o ‘Encarnaciones Divinas’ del Logos, que es muy difícil y misterioso. En el “Bhagavad Gita” de la India, dice Krishna (representando al Logos o Verbo Encarnado): 


Muchas encarnaciones he dejado Yo tras Mí, y muchas dejaste tú, ¡Oh Arjuna! Pero Yo las recuerdo a todas, en cambio tú no recuerdas las tuyas ¡Oh Parantapa!
Aunque soy el nonato e imperecedero Ser, el Señor de todos los seres y cobijo a la Naturaleza, que es mi dominio, también nazco por virtud de mi propio Poder. Cuandoquiera que la rectitud desmaya, ¡Oh Bharata! Y cobra bríos la iniquidad, entonces renazco. Para proteger a los buenos, confundir a los malos y restaurar firmemente la Justicia, renazco Yo, con esa intención, de edad en edad, en cada Yuga. Quien así conozca Mi divino nacimiento y Mis acciones divinas, ya no volverá a nacer cuando deje el cuerpo, sino que a Mi se unirá ¡Oh Arjuna!”.

A fin de llegar a una concepción lo más clara y general posible, y siguiendo las enseñanzas del Maestro Tibetano D.K. 


(en “Tratado sobre Fuego Cósmico”, Alice Bailey, pp. 580-586), digamos que existen muchos Tipos (o Niveles) de ‘evoluciones espirituales’ para las Entidades que están pasando, o han pasado hace más o menos ‘Mahamanvántaras’ universales (de ¡15 cifras de años humanos!) por la autoconsciencia, o sea por la condición humana. 
Y se nos dice (Ídem p. 581) que: ¡Algunas Entidades lo han hecho hace nada menos que miles de Mahamanvántaras, de tal modo que nuestra condición y conciencia relativamente a Ellas, es similar a la que tendría un átomo frente a nosotros!  Por lo tanto, hay muchos Niveles después de pasar por la autoconciencia: el Humano, el Planetario, el Interplanetario, el Solar, el Cósmico (en cierto sentido ‘técnico’, que no viene al caso detallar aquí, etc.).  Cuando una de esas Entidades, luego de muchas encarnaciones, ha trascendido uno de esos ‘Niveles’, se dice que alcanza la ‘Liberación’ (la relativa a ese Nivel), de tal modo que todos los ‘Aprendizajes’ que el mismo tiene para ofrecer ya están ‘Asimilados’. Entonces, esa ‘Entidad’ adquiere el derecho de actuar como Avatar en ese Nivel, y así adquiere el poder de descender nuevamente al mismo (del que ya nada tiene que aprender), pero esta vez como ‘Rayo de Gloria Refulgente’, y realizar así un Sacro-Oficio consistente en aplicar cierto tipo de Energía Espiritual a la Sustancia del Nivel a fin de lograr ciertos efectos previsibles. Sus actuaciones en todos los Niveles permiten la máxima manifestación, en un ‘cuerpo físico denso’ (el cual varía según el Nivel del que se trate) de un Logos Planetario, Solar, etc. (T.F.C., 586), así como ‘la coordinación inteligente de los Cielos estelares’ (T.F.C., 581). Es muy significativo que esta 'máxima manifestación en un cuerpo físico denso' es lo que buscaba Sri Aurobindo, expresándolo como el Propósito de la Supramente descendiendo a la mente, la vitalidad y el cuerpo (además de nuestro cuerpo físico denso, estos 'tres mundos' o planos, constituyen los tres 'subplanos cósmicos' del Cuerpo Físico Denso del Logos Solar). También según la Kabaláh, el Eterno quiso crear este mundo físico denso porque 'quiso morar aquí' (como la 'Shejináh' o Divina Presencia, derivada del vocablo hebreo 'mishján', o 'morada'), de ahí que la Creación halla 'terminado' en este último mundo (pues uno 'para de trabajar' cuando ha llegado a su objetivo).
Se comprenderá que, en consecuencia, hay: 

a) ‘Avatares Cósmicos’ y ‘Avatares Solares’ (que se han liberado de los dos Planos Cósmicos inferiores (el Plano Físico Cósmico, del que nuestros 7 ‘Planos’ son sólo ‘subplanos’; y el Plano Astral Cósmico). Este Tipo de ‘Encarnaciones Logoicas’ fueron siempre identificadas con la Divinidad misma, o con alguna de las tres ‘Personas’ de ‘La Santísima Trinidad’ –y es entendible por su incomparable Condición Espiritual respecto de nosotros-; 

b) ‘Avatares Interplanetarios’ y ‘Avatares Planetarios’ que sólo se han liberado del Plano Físico Cósmico (con sus 7 ‘subplanos’, que son nuestros 7 Planos, desde el plano físico hasta el Ádico); y 

c) ‘Avatares Humanos’ que se han liberado de los 5 ‘subplanos’ inferiores del Plano Físico Cósmico (nuestros 5 Planos, desde el físico hasta el Átmico). 

Sólo de estos últimos b) y c) habló H. P. Blavatsky en “La Doctrina Secreta” (vol. I, Estancia VII, Sloka I) haciéndolas corresponder, al nivel b) a las 5 primeras de las 12 Jerarquías Creadoras. En particular, se refirió al c) al principio del vol. VI (de la edición de Editorial Kier, en castellano). Allí mencionó, entre otros ‘Avatares humanos’ a Krishna, a Buddha y a Cristo (Véase también ISV vol. IV, pp. 272-276). Y como ‘Avatar Planetario’ sólo al ‘Observador Silencioso’, el ‘Iniciador Uno’ (vol. I, Comentario 7 a la Estancia VI) al que suele identificar (por razones esotéricas en las que no entraremos) con el Sanat Kumara (Melquizedek en la Biblia, a Quien Abraham entrega el diezmo luego de luchar con los ‘Reyes de Edom’, y con Quien realiza la ‘comunión del pan y el vino’ según el Antiguo Testamento; y según el Nuevo Testamento, en la Epístola a los Hebreos de San Pablo 7, Cristo fue hecho ‘Sumo Sacerdote’ a perpetuidad, ‘a semejanza de Melquizedek’. ¿Qué quiere decir esto, si no se lo entiende esotéricamente?
El Maestro Tibetano D.K. nos dejó también la sugerencia (Ídem 583) de que Cristo, además de haber sido un ‘Avatar Humano’, fue una vasija (de entre muchas) para un ‘Avatar Solar’ -que se manifestó en particular, aunque no solamente, entre nosotros- con motivo de un incremento en la actividad del centro cardíaco de nuestro Logos Planetario-. Él habría sido la Causa (si estoy en lo correcto) del progreso acelerado –y jamás igualado- (“Tratado de los Siete Rayos”, Alice Bailey, Tomo II, ‘los Cinco Grupos de Almas’, p. 170) de la Mónada-Alma ‘del futuro’ Cristo, debida a su ‘Sagrado Corazón’ que resonaba con el de tan Elevado Avatar que, como ya aclaramos, podemos identificar con ‘Vishnú’, ‘el Hijo’ o ‘2° Persona de la Trinidad Cristiana’ (o Aspecto de Amor-Sabiduría’) a todos los efectos prácticos que nos conciernen, dado lo inconcebible de su elevación espiritual en relación a nosotros, aunque no sea el Principio Infinito o lo Absoluto mismo –sino ‘sólo’ un Rayo del Logos Solar, velado por el Observador Silencioso, “Astrología Esotérica”, Cuadro de las 12 Jerarquías Creadoras, pág. 30-. En efecto, la Mónada ‘del futuro’ Ungido o Cristo –siempre según D. K.- se individualizó en la Lemuria de nuestra ‘Cadena Terrestre’ (la civilización anterior a la Atlántida) y, sin embargo, muy pronto se acercó al progreso del Buddha, individualizado en un ciclo y una época muy anterior,  en la ‘Cadena Lunar’, previa a la actual ‘Cadena Terrestre’. Este Avatar Solar –según D.K.- también fue responsable del incremento en la amorosa ‘actividad del corazón’ –en relación al reino humano- y a la consecuente apertura del ‘Portal de la Iniciación’ para muchos seres humanos. En todo caso, tenemos aquí una forma lógica y esotérica de comprender la exotérica ‘doctrina’ del carácter ‘humano-Divino’ del Cristo. Así como podremos vislumbrar la trascendental relación entre el Ein Sof (Infinito) y Adonai (el Señor); o lo que es lo mismo, entre el Parabrahman e Ishvara.

Astrología, Álgebras Encajadas y Avatares

En las Partes anteriores de este trabajo, hemos mencionado que la geometría de una ‘Carta Natal’ ordinaria se corresponde ‘cartesianamente’ con un ‘Álgebra Natal’, y que nos ha sido trasmitido por Grandes Seres (por ejemplo, por el Maestro Tibetano D. K., a través de Alice Bailey, y su libro “Astrología Esotérica”) que con la ‘Maduración Espiritual’ -o ‘Evolución Iniciática’- de cada Ser en el vasto Cosmos, tanto en lo espacial como en lo temporal, van cambiando los ‘Astros’ más profundamente ‘sincronizados’ (en el sentido de Carl Jung), o ‘entrelazados’ (en el sentido de la Física Cuántica) con su Vida. Ello se traduce en una expansión del ‘Álgebra de su Vida’, hasta ir formando una torre de subálgebras ‘encajadas’ (de las cuales puede haber varias…)
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Ahora quisiéramos vincular esa información abstracta con algo muy esotérico y espiritualmente muy importante: El misterio del Advenimiento sobre y entre nosotros (y el Cosmos) de la Jerarquía de los diferentes tipos de Avatares o “Encarnaciones Divinas”.
Antes de poder tener siquiera un ‘vislumbre’ de tan Trascendente Asunto, debemos comprender ciertas doctrinas esotéricas referentes a cómo ‘el Principio Infinito’ ha devenido en las manifestaciones de los ‘Poderes Finitos’  que nos cobijan, aparentemente, mediante la ‘acción finitizante’ de un ‘Yoga-Maya’ del Brahman (como se llama en la Sabiduría de la India, clarificada por la Magna Obra de Sri Aurobindo; o lo que es muy similar, mediante los numerosos ‘Tzimtzumím’, o ‘contracciones-ocultamientos’, ‘finitizantes’ del Or Ein Sof, o ‘Luz Infinita’ de la Kabaláh caldeo-hebrea). [Recomendamos si se desea mayor claridad, ver los tres vídeos sobre ‘Kabaláh y Doctrina Secreta’, en YouTube de nexocielotierra]


Recordando el ‘poder conceptualizante’ de los mathemas, que explicamos en la Parte III, veremos que, desde el punto de vista del mathema ‘algebraico’ arriba mencionado, lo anterior, se puede concebir como un pasaje o ‘contracción’, desde la Desconocida Álgebra ‘Tav’, hasta la conocida ‘Álef’, o bien, usando el griego, desde la Desconocida Álgebra ‘Omega’, hasta la conocida ‘Alfa’ nuestra. Es posible, incluso, detallar más este ‘Yoga-Maya’ auto-ocultante de lo Infinito en lo finito.
Recordemos que en cada una de estas Álgebras, operaba un ‘corchete de Lie’ [A, B]. Ahora bien, una ‘estructura de álgebra’ implica la existencia de una ‘estructura de espacio vectorial’ subyacente, con una ‘suma de vectores’  A1+A2 , y un ‘producto de escalares por vectores’, (a+ib)A. Los 'escalares' son números complejos, del tipo a+ib, donde a y b son números reales, y donde i = √-1 es la 'unidad imaginaria' que representa un giro de 90° en sentido antihorario en el plano de los puntos de coordenadas (a, b).  El efecto de este producto es hacer girar al vector A por dicho plano, el de coordenadas (a, b), lo cual hace variar los ángulos entre los vectores (o los 'aspectos' entre los Astros correspondientes). Es decir, que tiene también, además del producto-corchete, otras dos operaciones algebraicas. Se demuestra que cada espacio vectorial puede tener dimensión finita o infinita. En cualquier caso, existe una ‘base’ de vectores, A1, A2 ,…, An  dónde n es un ‘número cardinal’ finito o infinito, según sea la dimensión. Que esos vectores sean una base, significa que cada operador (o vector) A del Álgebra, se puede escribir como una única ‘combinación lineal’ del tipo:
A = a1 A1 + a2 A2 + …+ an An
B = b1 A1 + b2 A2 + …+ bn An
En particular, cada ‘operador producto’
D = [A, B] = d1 A1 + d2 A2 + …+ dn An
De donde se ve que los dk  son números complejos que son funciones (o sea, que dependen de) los números complejos ai y de los bj.
Por la misma razón, se tiene (para ciertos números complejos ckij con i,j,k variando de 1,...,n, llamados las 'constantes de estructura del Álgebra')
[Ai, Aj] = c1ij A1 + c2ij A2 + …+ cnij An = Dij
Luego, cada [Ai,  ] puede concebirse como una función o en un holomovimiento dentro del Álgebra, que transforma o ‘mueve’ cada Aj (e incluso cada B) en otro operador Dij.
Además, añadiendo cada vez más 'constantes de estructura' ckij no nulas, lo que implica aumentar la dimensión del espacio vectorial, iremos obteniendo álgebras cada vez más inclusivas.
Y recíprocamente, anulando (haciendo valer 0) a las últimas constantes, produciremos el efecto de ir ‘contrayendo’ el Álgebra desde Tav (u Omega) hasta Álef (o Alfa). ¡El Infinito parece ‘reducirse’ a lo finito! Pero, en realidad, es una ilusión, pues basta darle valor no nulo a las últimas constantes, las que llegan hasta infinito, para recuperar la Infinitud.
En verdad, puede decir un Avatar: “Yo soy el Alfa y la Omega”.

OM - OM - OM